Johnson descarta restringir los desplazamientos de ciudadanos, pero la reina se recluye en Windsor

Juan Alonso LONDRES / E. LA VOZ

SOCIEDAD

Steve Parsons / PA Wire / dpa

20 mar 2020 . Actualizado a las 18:38 h.

Pese a que el número de víctimas no para de crecer -son 137- y la de infectados superó los 2.500, las autoridades británicas rechazan seguir el ejemplo de países como Francia, Italia o España y descartan restringir drásticamente los movimientos de personas dentro del país para frenar el avance de la pandemia del coronavirus.

«No hay planes para cerrar la red de transporte público en Londres y tenemos cero intención de establecer alguna restricción para los viajes dentro y fuera de Londres […] En lo que estamos enfocados ahora es en asegurarnos que la mayor cantidad de personas posibles sigan el consejo y no se expongan innecesariamente a ser contagiados y contagiar a otros», afirmó ayer un portavoz del 10 de Downing Street, tras ser consultado sobre las versiones aparecidas en la prensa de que el Gobierno podrían implantar una cuarentena. La prensa británica aseguraba que el primer ministro, Boris Johnson, evaluaba la posibilidad de ordenar a los británicos que se mantuvieran en sus casas y que solo saliesen para comprar alimentos o medicinas, so pena de multas. Pero fue negado desde el Ejecutivo.

Lo que sí se sabe es que la reina Isabel II abandonó Buckingham y adelantó su traslado al castillo de Windsor, y llamó a todos los habitantes del país a seguir las recomendaciones de los expertos para combatir la enfermedad.

Cierre en el metro

El cierre de 40 estaciones del Metro este jueves también dio pie a estas especulaciones, aunque luego quedó en claro que fue una decisión del alcalde, Sadiq Khan, lo que puso de manifiesto la falta de coordinación entre las administraciones. «La gente no debería viajar por ningún medio a menos que tengan que hacerlo», defendió el regidor.

Los desmentidos, no obstante, no implican que las autoridades británicas se vayan a quedar de brazos cruzados. En las próximas horas se espera que ordenen el cierre de pubs, restaurantes, teatros y tiendas, salvo de alimentos y medicinas, para minimizar la propagación del virus. Grandes cadenas como la estadounidense GAP anunciaron el cierre temporal de sus tiendas en el Reino Unido. Asimismo, ayer entró en vigor el cierre de las escuelas, que podría prolongarse hasta septiembre, admitió el ministro de Educación.

Aunque en el resto del mundo la estrategia de Johnson es vista con recelo, los británicos la respaldan. Así lo revela un sondeo de Ipsos MORI, que arrojó que un 49 % de los entrevistados valoran positivamente la gestión de la crisis, frente a un 35 % que la reprueban. Sin embargo, algunos colegas de Johnson consideran que las decisiones adoptadas son insuficientes, sobre todo las económicas, porque no incluyen a los trabajadores. «Si el Gobierno no actúa de inmediato, un gran número de personas irán al paro», alertó el también tory Greg Clark. Los laboristas ha pedido a Johnson medidas similares a las del francés Macron.