Los centros de especial atención doblan sus esfuerzos por el virus

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

SOCIEDAD

 Una de las familias afectadas por el cierre de las instalaciones de Aspaber, recluidas (como todos) en casa: Rufino Fraga Fraga y Sabina Rojo Martín, junto a Cristian Fraga Rojo
Una de las familias afectadas por el cierre de las instalaciones de Aspaber, recluidas (como todos) en casa: Rufino Fraga Fraga y Sabina Rojo Martín, junto a Cristian Fraga Rojo ANA GARCIA

Cierran los centros de día y aumenta la atención telefónica y singular

20 mar 2020 . Actualizado a las 13:32 h.

El coronavirus también está afectando de manera notable a los centros de la zona en los que se tratan las necesidades especiales de sus usuarios. En concreto, los de Aspaber y Aspadex (diversidad funcional psíquica), Íntegro (física), Afaber (alzhéimer) y Apem (enfermedad mental). El cierre de servicios de asistencia diurna, el confinamiento en aquellos que tienen residencias, la atención telefónica o el seguimiento constante y personalizado obligan al personal a estar muy pendientes de cada caso de estos colectivos que ya en condiciones normales son más vulnerables, y desde luego lo son sin poder salir a la calle, con justificadas excepciones.

En Afaber, por ejemplo, el local de Carballo está cerrado desde el viernes por la tarde, «antes da normativa que obrigaba a iso», explica Suso Villar, el presidente. Todos los usuarios se quedan en casa. «A verdade é que me dá moita pena. A rutina vana perder. Algúns non terán moito problema coa axuda familiar, pero non todos teñen as mesmas circunstancias», explica. Tampoco es lo mismo estar en un piso que en una casa abierta. Y eso, por no hablar de la gran merma de ingresos que supone perder a los usuarios diarios, y los fondos son básicos para el funcionamiento de la entidad. Tampoco le han llegado las subvenciones provinciales. Por email y teléfono ayudan en lo que pueden.

El contacto con los usuarios de Íntegro es permanente

 

En Íntegro también se están notando los efectos de las medidas de cierre. Los trabajadores actúan desde sus casas, y el contacto con las familias de los usuarios, que también se han ido a los respectivos domicilios, es permanente. «Nos casos en que teñen datos e teléfonos, tamén usamos a videochamada», explica Adolfo López Baña, el presidente. Hablan con ellos, se les dan indicaciones de fichas o gimnasia... También contactan con los servicios municipales en los que hay voluntariado que puede echar una mano, para alguna compra, o fármacos, o simplemente hacer una visita. «Que vexan como están, especialmente os de maior risco de exclusión», añade. Así, ya desde el viernes, que cerró el centro.

López reconoce que para las familias es una situación complicada, y además no todos tienen a alguien que les pueda echar una mano. También existen casos en los que salir al exterior al menos un momento es básico.

En Apem, con 24 residentes en Cee, hay tranquilidad

 

Apem tiene centros en Carballo, Vimianzo y Cee en la comarca. Todos han cerrado la asistencia diurna, pero se mantiene el contacto constante a través del teléfono por parte de sus profesionales, una prestación común (e imprescindible) al resto de entidades de la Costa da Morte que trabajan con usuarios de necesidades especiales. Además, en Cee hay una unidad residencial con 24 personas (la sede, junto al paseo marítimo), y también de un piso protegido. «Están en ella las 24 horas», señalaba ayer la gerente, Antía Muruzábal, «con todos los medios de prevención que rigen para los usuarios de las residencias». Obviamente, ha habido que llevar a cabo una reorganización para atender los nuevos horarios, reforzando asistencias, pero sin problemas. «De momento, todo está tranquilo y bien», señala Muruzábal.