Trabaja en el servicio de la limpieza de Carballo
19 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.José Manuel da Silva terminó el martes su jornada y se fue al súper a hacer unas compras: «Para que mi mujer no tenga que salir a la calle». Había dejado Desiderio Varela limpia y cuando volvió a pasar por esa calle aún tuvo que recoger «cinco pares de guantes de plástico tirados en el suelo». Se sumaron a los otros 19 que fue recolectando durante todo el día en las inmediaciones de los supermercados de Carballo. «Ellos se protegen en el supermercado, pero después, el que los recoja que se apañe», dice.
Además de desechos ha recolectado muchas malas contestaciones. Estando como está en la calle por su trabajo, también controla quien está paseando y hace caso omiso de las órdenes de confinamiento del Gobierno. «Me encontré con un par de madres con niños en el parque y les expliqué de buen rollo que la cuarentena es algo serio. Me contestaron que no aguantaban a los niños en casa y les dije que ellos son asintomáticos, pero transmisores, por lo que estaban jugando con la salud de los demás. Al final una me dijo: ‘‘Eu co meu fillo fago o que me sae da cona’’», explica.
En la calle Fomento se dirigió a un señor que había visto en varias ocasiones a lo largo del día. Se dio cuenta de que paseaba y le recordó que debía quedarse en casa. Recibió la segunda mala contestación del día.
La tercera le llegó en la calle del Hórreo. Estaba frente al estanco cuando dos hombres de edad se indignaron porque estaba cerrado el despacho de lotería. Aunque la dependienta del estanco les explicó la situación se negaron a aceptarla. «Que vou facer 15 días na casa?» fue lo más suave que le dijeron. El resto de la conversación es impublicable, según cuenta.
Sin riesgos
«No aprendo nada», se lamenta este operario, quien dice que «porquería la hay igual», aunque reconoce que algo menos. «Antes que barrendero soy ciudadano y no tengo por que arriesgarme si estoy en la calle», recuerda.