El inconfundible Rafa Córdoba, un espectáculo andante en cualquier momento del año, es uno de esos grandes portadores de alegría en la crisis del coronavirus
01 jun 2020 . Actualizado a las 19:19 h.Y si usted está triste, ponga un Rafa en su vida. Ese bien podría ser el lema de Rafa Córdoba, un hombre de Pontevedra tan extravagante y excesivo como entrañable y humano. Rafa Córdoba, que un día contó a La Voz su historia y dejó a muchos de piedra, porque demostró que le sobrarían los motivos para andar triste por la vida, es la alegría hecha persona. Lo es cualquier día del año, sobre todo cuando va al campo de Pasarón y grita por su inseparable megáfono todo cuanto se le viene a la cabeza. Y lo es también en carnaval, cuando lo mismo se viste de Pedroche que de «conavirus», como hizo en la última edición del entroido. Pues Rafa, el inconfundible Rafa, no está fallando ante la crisis del coronavirus.
Día tras día, puntual a su cita, se asoma a su ventana megáfono en mano para alegrar el día a sus vecinos de la calle Estrada. Ha encontrado complicidad en sus tres hijas, que le acompañan poniendo música y organizando los espectáculos. Dice él que son sus mánager, y luego suelta una de sus hiperbólicas carcajadas.
Normalmente, hace su número a las ocho de la tarde, aprovechando el aplauso diario. Pero hoy, Día del Padre, tiene previstas dos sesiones. La primera fue a las 13.00 horas y la dedicó a alabar la labor de los progenitores. Para animar el cotarro, puso al vecindario a cantar el «Hola don Pepito». Y eso que a esa hora todavía no se había hecho demasiado viral la quedada para esta tarde (por cierto, los mensajes ponen que es para las 19.00 horas) para cantar la mítica canción de los payasos televisivos. Pero es que Rafa siempre va por delante. Esto está más que claro.