Ingenio contra el virus en esta farmacia coruñesa

SOCIEDAD

Ángel Rodríguez, empleado de la farmacia Carlos Villares, ideó la instalación de la mampara.
Ángel Rodríguez, empleado de la farmacia Carlos Villares, ideó la instalación de la mampara.

Los clientes se sorprenden cuando entran en la farmacia Ramón Carlos Villares y descubren su instalación artesanal para evitar el contagio

20 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Justo cuando se ha autorizado a las famacias a despachar a través del torno para protegerse del contagio y mientras vemos instalaciones de todo tipo para tratar de evitarlo, la farmacia Ramón Carlos Villares, situada en el número 226 de la coruñesa ronda de Outeiro, ha sorprendido a sus clientes con una instalación cien por cien artesanal. «Llevábamos días pensando qué hacer para protegernos nosotros y a los clientes del contacto, así que encargamos una estructura de metacrilato y a Ángel, uno de los empleados, le vino esto a la cabeza. Por lo menos, así minimizamos las posibilidades de contagio del coronavirus», indica el titular de la farmacia, Carlos Villares.

Recibida la estructura, su empleado Ángel Rodríguez hizo el resto como ideólogo de la instalación: «Lo hicimos pensando en lo que venía y va a venir, teniendo en cuenta que somos uno de esos servicios que continúan abiertos de cara al público. Delimitamos el área del mostrador para establecer un contacto con el cliente de la forma debida, y nos cortaron el metacrilato a esa medida».

La estructura deja un espacio inferior para despachar los productos minimizando el contacto.
La estructura deja un espacio inferior para despachar los productos minimizando el contacto.

Acto seguido, Ángel pensó que la mejor idea era colgarla. «La colgamos del techo utilizando unos tojinos y delimitamos el metacrilato con cinta aistante en los cantos, porque sobre todo al principio está tan nuevo que más de uno se golpearía», explica. Su afición en la pesca le ayudó también en este cometido: «Para que soportase bien el peso para colgarla desde el techo, utilizamos hilo de tanza de pescar al que dimos varias vueltas. Todo el material utilizado lo teníamos por casa, hubo que darle a la imaginación, pero yo creo que quedó bastante bien», señala Ángel. Tan bien, que hasta dejaron un espacio libre entre la estructura y el propio mostrador para poder entregarle los medicamentos y demás productos a los clientes de forma segura. «Calculamos de forma que más o menos quede a la altura de la cintura», añade.

Desde la misma entrada, la farmacia indica a sus clientes que respeten la distancia de seguridad.
Desde la misma entrada, la farmacia indica a sus clientes que respeten la distancia de seguridad.

Días de mucha afluencia

En esta farmacia están viviendo la cuarentena con mucha afluencia, incluso más de la habitual. «Está viniendo mucha gente, también rebotada de otras farmacias porque no encuentran algunos productos como mascarillas o geles hidroalcohólicos», indica Ángel, que lanza un mensaje de tranquilidad a la clientela: «De momento no va a haber ningún tipo de problema de desabastecimiento de medicamentos». También reciben la visita de quienes necesitan palabras de sosiego. «También estamos para eso», apuntan.

Reconoce que cuando los clientes entran se sorprenden, pero que aprecian la iniciativa. «La gente reacciona muy bien, los comentarios que nos hacen son positivos, porque se dan cuenta de que esto lo hicimos tanto para la gente como por nuestra propia seguridad». A falta de torno, todas las soluciones son buenas para protegerse. Y algunas, como las de esta farmacia, incluso mejor que otras.