«¿Si vengo con miedo? No, vine con el coche»

R.P.P., B.A. FERROL

SOCIEDAD

José Pardo

Clientes y placeros conviven con el estado de alarma en el mercado municipal de A Magdalena de Ferrol

18 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras la vorágine del fin de semana, cuando los ferrolanos salieron en masa a la plaza de abastos para aprovisionar sus domicilios, el mercado de A Magdalena recobraba ayer cierta normalidad. Más puestos vacíos que de costumbre, pero un goteo continuo de clientes. Y vendedores al frente de los negocios trabajando casi como un día más. Pese a los temores iniciales, los precios se mantenían en la nave de la Pescadería. Y a los clientes habituales, se sumaban otros nuevos que recalaron en la plaza por la alarma.

«Siempre vine a comprar aquí y no voy a dejar de venir ahora, ¿no?», argumentaba Moncho, uno de los fieles. «¿Que si vengo con miedo? No, vine con el coche. Yo a ese señor no lo conozco de nada», bromeaba al tiempo que compraba unas chuletas.

Manu también salió ayer a rellenar su cesta de la compra. Rechaza las prácticas de acopio: «Yo compro al día», aseguró. Ayer, en concreto, bacalao. Y, cliente asiduo al mercado, sostiene que «con guardar las precauciones ya está, miedo no me da». Lo peor, admite, es el encierro. «Muy bien no lo estoy llevando», reconoce. «Somos de calle», alega.

En la nave de la Pescadería fueron nueve los puestos que abrieron, mientras diez permanecían cerrados. María Prin, trabajadora de Mariscos O Coruñés, fue la única que acudió con mascarilla.

Un «batacazo del quince»

La pescadera vaticina que esto va ser «un batacazo del quince», sobre todo en su caso, porque en «esta situación la gente no piensa en comprar marisco, sino pescados o carne, porque congelan mejor». Además, gran parte de su clientela son restaurantes, ahora cerrados. Con todo, a las 9.30 había vendido un kilo de cigalas y medio de almejas, gente de a pie en busca de una alegría en medio de tanta alarma.

Marina Grandal, frutera

«El fin de semana fue una locura»

En el puesto de la frutería Julio y Nemesia, abierto hace cuarenta años en la plaza de Ferrol, Marina Grandal despacha junto a su madre. No recuerdan nada parecido, con tanta gente como el pasado fin de semana: «Ni en Navidades. Fue una locura, un descontrol». Tras el aluvión, ayer regresaba la calma: «Yo creo que la gente tiene miedo», señala.

Carlos Barros, carnicero

«Se va vendiendo, pero con miedo»

 Tras un cuarto de siglo detrás del mostrador de la carnicería Curtis, Carlos Barros reflexiona: «Se va vendiendo algo, pero con miedo. Y tampoco puedes tener mucha mercancía: traes algo, pero no puedes arriesgarte. Comer hay que comer, pero a ver», deja caer. El sábado no quedó nada: «Nunca una cosa igual vi: se agotó todo. Ni escogían: lo que hubiera».

José Pardo

Esmeralda Prieto, pescadera

«Trabajamos sin parar, como un día normal»

Jureles, bacalaos y hasta merluza del pincho hasta agotarse salieron ayer del mostrador de la pescadería Esme y David. «Pensábamos que no iba a haber nada de gente, pero trabajamos sin parar», explica Esmeralda Prieto. «Ha sido un día bastante normal», se sorprende.