Todos a una y de forma coordinada bajo el mando del alcalde

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA

SOCIEDAD

Los concellos crean comisiones de seguimiento para organizar desde los dispositivos de limpieza y vigilancia hasta el reparto de asistencia social

19 mar 2020 . Actualizado a las 13:02 h.

De Pedro Sánchez para abajo, los representantes públicos están estos días al pie del cañón para afrontar el estado de alarma generado por el coronavirus, también en los ayuntamientos. Los concellos han habilitado comisiones de seguimiento especiales en las que se organiza todo el operativo de seguridad, limpieza y prevención que depende de los servicios municipales. En lugares como Vilagarcía, Cambados, Catoira, O Grove, Meaño, Meis, Ribadumia, Valga o A Illa están operativas desde el domingo y el lunes, aunque en algunos casos todavía no se han visto las caras. El COVID-19 obliga a guardar las distancias y a recurrir a los grupos de WhatsApp y otras vías telemáticas para comunicarse. 

El organigrama y el «modus operandi» de estas comisiones es similar en todos los concellos. Está presidido por el alcalde o alcaldesa y de él forman parte concejales, los jefes de los distintos departamentos municipales (Obras, Servizos Sociais, Policía Local) y, en algunos casos, también personal de secretaría, intervención y tesorería.

El objetivo de esta suerte de gabinete de crisis es actuar de forma coordinada para que nada quede al alzar ante una situación excepcional como la que está atravesando el país. Hay muchos frentes por atender. La limpieza y la atención a situaciones de emergencia social son las prioritarias.

Las brigadas municipales de limpieza se podían ver esta mañana en numerosos puntos de la comarca; operarios armados de pies a cabeza para desinfectar las entradas a los centros de salud, a los supermercados y otros espacios de uso frecuente, con el hándicap que supone hacerlo con medios reducidos. En O Grove, por ejemplo, los retenes se han reducido a tres personas, que trabajan en turnos durante todo el día.

La mayoría de los concellos también han reforazado los servicios para garantizar que nadie se quede sin alimentación, medicamentos y productos de primera necesidad en casa.

En lo que respecta a las oficinas municipales, queda cada vez cuentan con menos personal. El teletrabajo se impone y se suspende la atención al público, salvo casos de emergencia. Han dejado de correr los plazos para el pago de tasas e impuestos y no se celebran ni juntas de gobierno ni plenos. Todas las decisiones se toman por resolución de la alcaldía.

Así pues, mientras en unos departamentos se ha visto reducida la carga de trabajo, en otros no dan abasto. Los servicios sociales están al límite y las policías locales no paran de recibir llamadas para atender las dudas de los ciudadanos y han aumentado su presencia en la calle para vigilar  que se cumplan las restricciones impuestas para transitar y circular por espacios públicos.