Protección Civil de Cambados hace la compra a los mayores y Cáritas mantiene su comedor y menús a domicilio, aunque sin cenas

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA / CAMBADOS

SOCIEDAD

MONICA IRAGO

Los concellos refuerzan los servicios de ayudas sociales dirigidas a los colectivos más vulnerables

18 mar 2020 . Actualizado a las 14:06 h.

En una situación de alarma nacional como la actual son los enfermos y las personas más vulnerables quienes peor lo pasan. En este colectivo se incluyen quienes recurren a ayudas públicas y a las oenegés para comer a diario. Los concellos arousanos no solo mantienen si no que refuerzan sus sistemas de reparto de alimentos a domicilio y crean nuevos servicios, caso del que acaba de instaurar el Concello de Cambados. Los voluntarios de Protección Civil, además de ayudar en el reparto de alimentos, están disponibles también para hacer la compra y acudir a la farmacia para las personas mayores de 65 años o con movilidad reducida que viven solas. Los interesados pueden llamar a los teléfonos 986 524 950 ó 603 739 419 y el servicio funciona de 9 a 20 horas.

En cuanto a las oenegés, también se las ingenian para no dejar a nadie en la estacada. Cáritas de Arousa es un buen ejemplo. El comedor que tienen en su sede de la plaza de la Constitución (Vilagarcía) sigue abierto, pero con restricciones. Han tenido que limitar el aforo a un tercio, de manera que donde antes se sentaban para comer tres ahora se sienta uno, hasta un máximo de doce personas. Y todo aquel que pase el umbral deberá lavarse las manos. No faltó quien se resistió y tuvo que marcharse sin dar bocado, pero, cada día que pasa, los usuarios se muestran más concienciados y colaboradores, según informa la organización. No queda otra. Las normas son claras y en Cáritas no quieren asumir riesgos innecesarios. Tanto es así que le han dicho a los voluntarios de más edad que ayudan en la cocina —algunos superan los setenta años— que se queden en casa hasta que todo esto haya pasado, lo que obliga al personal contratado a redoblar esfuerzos. El pasado domingo solo hubo dos trabajadores y un voluntario para atender el comedor.

Además, ha sido necesario suspender las cenas, aunque nadie que recurra a Cáritas se va para la cama con el estómago vacío porque al mediodía se reparten bocadillos, fruta, yogures y otros alimentos fríos para llevar.

Lo que no se ha limitado es el reparto de menús a domicilio, destinado a aquellas personas que no pueden desplazarse y tienen necesidades especiales. Como cada mañana, este martes a las 11.45 horas, partió de la sede de Cáritas una furgoneta con menús para las nueve personas que actualmente se benefician de este servicio. Debido a las limitaciones que impone el coronavirus, en el vehículo solo viaja una persona, que va provista de guantes y de mascarilla, y se aprovecha el transporte para acercarle a los usuarios medicinas y otros productos de primera necesidad que no pueden ir a buscar por sus propios medios.

La solidaridad se hace más necesaria que nunca en tiempos de crisis y en Cáritas lo están comprobando. Los cuarenta habituales del comedor se están convirtiendo en cincuenta, y es que la falta de actividad económica empieza a pasar factura. Los gorrillas de los párkings de la TIR y Fexdega se han quedado sin negocio y de una semana para otra muchos tienen que recurrir al comedor social para poder llevarse algo a la boca.