Los negocios del centro que pueden abrir superan el estrés que hubo la semana pasada y se amoldan al goteo de clientes
17 mar 2020 . Actualizado a las 18:48 h.Hoy es martes y la Praza de Abastos y el Mercado de Lugo deberían estar llenos de clientes que acuden a la cita semanal con los vendedores que traen productos de temporada, pero el coronavirus ha dejado todo el entorno de las plazas sin gente. Precisamente los lucenses más mayores son los fieles clientes de los placeros y estos ya se van haciendo a la idea de que están perdiendo sus consumidores más asiduos. Después del bum de ventas que se produjo entre el viernes y el sábado en las pescaderías, carnicerías y panaderías, ahora se vive una calma dentro de la alarma.
Este mediodía los lucenses hicieron sus compras respetandos las indicaciones, las distancias de seguridad, sin aglomeraciones y evitando en contacto. Del ajetreo diario de Quiroga Ballesteros, Rúa da Raíña o Rúa San Pedro se pasó a peatones sueltos que ocupaban sus espacios naturales, cada uno por su derecha y sin adelantamientos por las aceras.
Las oficinas administrativas están cerradas y en espacios como Correos se tiene que guardar turno fuera del edificio, mientras su director va dando paso. De las más de mil personas que a diario pasan por la oficina de San Pedro, hoy eran casos muy concretos.
Los negocios que tienen la posibilidad de abrir reconocen que tienen que jugar un papel social y público en la crisis del coronavirus, pero a la vez miran con temor lo que les ocurre a otros comerciantes que desde el sábado ya no pueden abrir. Reconocen que estos primeros días, tras el caos de ventas y desabastecimiento de la pasada semana, se están adaptando a las necesidades de los clientes y a nuevos horarios, así como a las entregas a domuiclio o a la reserva de pedidos. Eso sí, todos toman medidas de seguridad: mascarillas, limpiadores, geles, cintas de separación, cristales en los mostradores y carteles que limitan los accesos son habituales en los negocios.
Las calles, sin ruido de obras ni de tráfico, están limpias. No hay nilños por la calle. Una barrendera en Santo Domingo demuestra que este Lugo no es el habitual: «Esto non ten nada que ver cun martes normal».