Poca sorpresa, aceptación y dudas sobre qué hacer con los niños: así es la reacción a pie de colegios

SOCIEDAD

Álex López-Benito

En algunos padres se repite la opinión de que el cierre de centros educativos llega tarde

13 mar 2020 . Actualizado a las 13:57 h.

A las puertas de un colegio de Arteixo, los padres esperan la salida de los chicos. Hay corrillos y un tema de conversación repetido: el cierre de las aulas a partir del lunes como medida para contener la expansión del nuevo coronavirus. «A min por sorpresa non me colleu, non», dice Juan. Él tiene dos hijas de 16 y 9 años, unas edades que le facilitan las cosas: «A próxima semana a maior coidará da pequena. E a seguinte eu xa quedaba de vacacións», explica.

Más complicado lo tiene Sandra. Ella trabaja a turnos de doce horas. Su marido en tandas de 17 o 24 horas. No tienen parientes que puedan ayudar en el cuidado de su hija de cuatro años. «Intentaremos cambiar turnos. Lo primero es la salud. A mí la medida me parece perfecta, creo que se debía tomar antes incluso. Hay que aprender de los errores que cometieron los demás», sentencia.

«Hay que aprender de los errores que cometieron los demás»

Ana y Florencia también están a favor de la medida. Pero la primera está más preocupada: «El gran problema es qué hacemos con los niños, porque de momento tampoco hay soluciones. Tenía que haberse organizado antes. Yo acabo de salir de trabajar y aún no he pensado cómo voy a hacer con la niña. No tengo parientes de apoyo», cuenta. Florencia, por su parte, es autónoma. Sabe que le costará dinero, pero se adaptará: «Yo me quedo en casa, tengo esa posibilidad. Entiendo que hay otras personas que lo tienen más difícil pero hay que intentar que no sigan los contagios», opina, así que ella se organizará para quedarse en casa al cuidado de sus tres hijos, un chico de 10 años, una niña de 8 años y un bebé de 8 meses. Los chavales, por cierto, tienen muy claro qué es el coronavirus y que él es el causante de que a partir del lunes se queden en casa. Al preguntarles qué les parece no ir al cole durante dos semanas, Nicolás, el mayor, responde con mucha responsabilidad: «Bueno, por la parte de perder clases no está bien, pero si es por prevenir la enfermedad sí».

Un alumno de Primaria: «Por perder clases no está bien, pero por prevenir la enfermedad sí»

Al otro lado de la calle hay una escuela infantil. Los niños que salen en brazos de sus padres no tienen más de tres años. Imposible considerarlos autónomos para quedarse ni un rato solos. Y muy complicado entretenerlos lo suficiente para que dejen a sus padres trabajar desde casa tras decretarse el cierre de los centros. «Esperábamos algo parecido después de todo lo de Madrid y País Vasco, pero nos ha cogido un poco a pie cambiado. A ver qué hacemos ahora con los enanos. Lo de teletrabajar es solo para los que puedan», comenta Daniel, acompañado de su hija de 22 meses. Para él, empleado de una gasolinera, el trabajo solo puede ser presencial.

Otra madre sale con su pequeña en un carrito. «Mañana ya no vendrá a la guardería, porque yo estoy estudiando y tampoco tengo clases, así que ya me quedo con ella», explica, antes de pedir a los padres que actúen con «sentidiño»: «No son unas vacaciones, y si recomiendan quedarse en casa no es para andar por los parques juntándose. Hay que pensar en la gente más mayor», apunta.

Pero, ¿qué opinan sobre la efectividad de la medida? ¿Servirá de algo el cierre de las aulas? «Eu non sei, pero é o que mandan», dice Juan. «A lo mejor hace quince días sí era útil, ahora a nivel de contagio no sé yo si dará para contener algo, pero todo ayuda», opina Daniel.

Padres cuidando por turnos

Pilar Castro, autónoma, y su marido, funcionario, ya habían planeado qué hacer ante una posible suspensión de clases para estar con sus dos hijos repartiendose las horas de cuidado
Pilar Castro, autónoma, y su marido, funcionario, ya habían planeado qué hacer ante una posible suspensión de clases para estar con sus dos hijos repartiendose las horas de cuidado PACO RODRÍGUEZ

Como muchas otras familias, la de Pilar Castro ya se esperaba la medida. No solo la esperaban, sino que tenían un plan: «Mi marido es funcionario y yo soy autónoma, así que pensamos que yo me quedaría con los niños por la mañana y él por la tarde. Afortunadamente, nosotros nos podemos organizar». El padre no sufrirá ninguna merma en su salario por estos días extraordinarios, pero Carmen sí, porque trabajará la mitad y verá caer sus ingresos: «Sin embargo, a final de mes, vendrán las facturas y la hipoteca, pero creo que es el momento de la solidaridad. Todos vamos a perder algo con esta crisis». La primera renuncia ha sido un viaje contratado para celebrar el cumpleaños de la hija mayor.

«Es el momento de la solidaridad. Todos vamos a perder algo con estas crisis»

A partir del lunes, Carmen pasará las mañanas con sus hijos de 8 y 5 años: «Yo lo veo también como una oportunidad de pasar más tiempo de calidad con ellos». Porque lo que tienen claro es que no pueden contar con los abuelos, mayores y, en algún caso, delicados de salud. Ni tampoco ir al parque: «Se trata de socializar lo menos posible, así que daremos paseos por el campo». La familia ya está preparando unas tablas para que los niños no desconecten de sus obligaciones académicas. Los días serán distintos, pero nadie se los toma como unas vacaciones.