La odisea de una familia ourensana para salir de Roma: «El lunes, Exteriores les dijo que podían ir»

Pablo Varela Varela
P. varela OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Ángel Fernández, ourensano, espera a su mujer y sus dos hijas tras el viaje de las tres a Italia.
Ángel Fernández, ourensano, espera a su mujer y sus dos hijas tras el viaje de las tres a Italia. P. V.

El impacto del coronavirus ha llevado al Gobierno de Italia a decretar la cuarentena total, según anunció el primer ministro, Giuseppe Conte

12 mar 2020 . Actualizado a las 13:36 h.

El impacto del coronavirus en Italia y las medidas de cuarentena para frenar el avance de la enfermedad cogieron a la familia del ourensano Ángel Fernández a punto de abandonar el país. Este miércoles, Fernández miraba el reloj para calcular el tiempo que le llevaría llegar al aeropuerto de Sá Carneiro, en Oporto, donde desembarcaba su hija mayor. Ella estaba de viaje en Italia y logró marcharse de Roma el martes a la noche, en el último vuelo a Barcelona antes de que se cancelasen las conexiones aéreas con España.

Sin embargo, en la capital transalpina se quedaron su mujer y su hija pequeña, que intentaban este miércoles buscar una salida puente en dirección a su país de origen. La agencia de viajes con la que contrataron su estancia les abrió la opción de llegar también a Barcelona, pero por medio de un ferry en una ruta de casi veinte horas, porque los trayectos por mar aún siguen abiertos. Este miércoles, según indicaba el padre, tomaron la decisión de volar a Frankfurt para un posterior viaje a Portugal y poner rumbo más tarde a Galicia.

«El lunes llamaron a Exteriores a primera hora de la mañana para saber si podían ir a Roma, y les dijeron que sí», aduce Fernández. Él indica que lo ideal habría sido «que el Gobierno tuviese un plan de contingencia para traer de vuelta a los ciudadanos españoles en el exterior, incluso con los aviones de carga militares». Y además, reclama que las líneas del Ministerio estén operativas las 24 horas del día para dar información a los posibles afectados.

El testimonio desde Roma

Su hija mayor, que desembarcaba este miércoles al mediodía en Oporto, cuenta que la situación en Italia dio un vuelco en apenas unas horas. Ella estaba este martes en la capital del país, «y estaba todo abierto». «Sí que pedían que mantuvieses una distancia de seguridad de más de un metro y medidas de higiene como lavarse las manos, además de abrir espacios entre las mesas en los restaurantes», cuenta. Hasta las capillas de las iglesias seguían operativas en Roma. Sin embargo, «al mediodía, en el entorno de la Fontana Di Trevi, unos policías nos obligaron a los turistas a irnos al hotel, proque se tomó la medida desde el Gobierno y casi no les dio tiempo ni a avisar a las compañías aéreas», comenta la joven ourensana.

El panorama cambió hasta el punto de que, a las seis de la tarde, los comercios y establecimientos romanos bajaron sus verjas. «Casi todo pasó en una hora, porque entraron en colapso y no nos dieron soluciones. La suerte que tuve fue que, en el vuelo en el que me marché, no apareció uno de los pasajeros y me abrieron hueco», dice.