Una ourensana en Milán: «Hay quien tiene psicosis por el coronavirus y ha desvalijado supermercados»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Maristella Sánchez, una ourensana que trabaja en un bufete de abogados en Milán, cuenta cómo ha cambiado su vida desde que llegó el coronavirus a Italia

09 mar 2020 . Actualizado a las 12:19 h.

Maristella Sánchez Poveda, ourensana de 31 años, vive desde el 2011 en Milán. Actualmente trabaja en el departamento de Recursos Humanos del bufete de abogados Linklaters, cuya sede está cerca de la Piazza del Duomo, en pleno centro de la ciudad. Desde el pasado 24 de febrero trabaja desde casa. No está infectada por coronavirus, pero la empresa ha decidido que sus empleados no corran ningún riesgo.

La decisión del Gobierno de Italia de cerrar la región de Lombardía, cuya metrópolis es Milán, pilló a Maristella disfrutando del fin de semana en Trentino Alto Adige, con la familia de su pareja. Ella podrá regresar a su casa, ya que solo pueden entrar en la región aquellos que tienen una propiedad. Lo que no podrá hacer si decide volver, será salir hasta que termine la cuarentena. «Ahora mismo estoy en Trentino que es otra región, en las montañas. Si quisiéramos, podríamos volver, pero... Así que estamos pensando qué hacer, si volver a la zona roja o quedarnos aislados en una zona sin nadie, en medio de las montañas...». Destaca la confusión que reina entre la población, porque las cosas cambian constantemente y todo el mundo está pendiente de las noticias y sin saber muy bien qué hacer.

En Milán, la vida de Maristella ha cambiado. No solo la laboral, sino también la personal. La ourensana forma parte de un colectivo de danza que ensayaba los fines de semana. «Ahora no podemos porque lo hacíamos en una sala que está cerrada. Estamos buscando medios alternativos como encontrarnos en un parque o vernos en casa». También ha cambiado la relación con los amigos: «En estos momentos solo voy a casa de alguien si puedo hacerlo en coche particular. Lo de ir a un bar o un restaurante no lo contemplamos», relata.

Maristella explica que la epidemia se vive de desigual manera entre sus allegados: «Hay quien piensa que es una gripe normal y se está exagerando. Hay quien dice que no estamos preparados, por lo que puede crear complicaciones. Y hay quien tiene mucha psicosis y ha desvalijado el supermercado el primer día, no sale de casa y si lo hace siempre con mascarilla, aunque no esté infectado».

Para ella ha sido un cambio radical de vida cuyo final no está escrito. «No sabemos cuándo volveremos a la normalidad», asegura, pero no tiene miedo. «Sinceramente, no temo por mi vida porque estoy teniendo cuidado y porque soy joven y sana».