«Cuando estábamos en Milán mi madre me decía 'María, vuelve', pero no era para tanto»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

M. S.

Estudiantes gallegos en Italia insisten en su llamada a la calma

29 feb 2020 . Actualizado a las 14:53 h.

María Sedes Yáñez inicia la conversación desde Italia con una aclaración. «La gente se piensa que, como somos estudiantes y jóvenes, no sabemos lo que hacemos, y que somos unos inconscientes al ponernos en peligro nosotros y a todo el mundo, pero no es así». Esta estudiante de Magisterio de la Universidade da Coruña que realiza el Erasmus en Perugia se refiere a las injustificadas críticas que están recibiendo sus compañeros que han decidido quedarse en el país y que han contado su testimonio. «Estamos tranquilos y sabemos lo que hacemos porque, obviamente, si sintiéramos algún peligro todos decidiríamos volver a casa», aclara. Pero no es así y, al igual que sus colegas, insiste en que existe más alarma desde España o Galicia que el peligro real que existe en Italia.

María hace vida normal, dentro de lo que es posible. Esta semana recibió a su novio, Pedro, aprovechando que tiene unos días de vacaciones obligadas por el cierre de las universidades a causa del coronavirus. Y decidieron hacer turismo. Empezaron la ruta el pasado sábado en Milán, uno de los epicentros de COVID-19. «Mi novio -dice- vino justo el sábado 22, que fue justo cuando fue el bum de los contagios. Estuvimos en Milán el sábado y el domingo por la mañana y luego nos fuimos a Verona», relata. Apenas nada que se saliera de lo normal. «En Milán -explica- había gente con mascarilla, pero tampoco mucha, y en Verona no tanto». Pero su familia desde Galicia empezó a inquietarse. «Cuando estábamos en Milán mi madre me llamó preocupadísima desde España y me decía: ‘María vuelve; María, vuelve’. Pero no fue para tanto». Eso sí, pensaban ir a Venecia, pero no lo hicieron para no preocupar más a su familia.

Ahora está en Roma y hoy regresará a Perugia, mientras que su novio volverá a Galicia. María tiene claro que, salvo que la situación se complique mucho, «no vamos a tirar un año de nuestra vida. Estamos en Italia para hacer un Erasmus y lo vamos a acabar, porque sino no nos van a convalidar las asignaturas».

Xoán Rodríguez Caridad, de Cedeira, está estudiando Arquitectura en la Universà degli Studi di Ferrara, también en el norte de Italia, y comparte plenamente la apreciación de su compañera. «Non pensei en ningún momento en volver, xa que non vou perder o curso, a menos que a situación sexa verdadeiramente grave. Ao non ter problemas respiratorios previos non estou preocupado, pero a miña familia si. De feito xa miraron voos para que volva, pero estouno rexeitando, polo momento», explica.

Tampoco advierte especial inquietud entre los italianos. «Inquietude e preocupación, non. Hai máis coñas que outra cousa por parte dos cidadáns», admite. «Hai xente con máscaras pola rúa, pero moi pouca. Digamos que unha de cada cen», añade.

Mientras no se reanudan las clases aprovecha para hacer turismo. Estos días estuvo en Venecia, Verona y Padua. «Onde se nota a situación é en que case non hai turistas, o cal é unha situación idílica para min». Eso sí, espacios públicos como bibliotecas y museos permanecen cerrados.

«No dejo el Erasmus por miedo al virus, que me da igual, sino por la cuarentena»

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Á. Paniagua

El coronavirus y el Erasmus no se llevan bien. Hay muchos estudiantes que han decidido volver, hay otros que no han llegado a marcharse. Entre estos últimos está Candela Rolán, una viguesa de 20 años que estudia Logopedia en la Universidad Pontificia de Salamanca. Si todo fuera como lo había planeado, ayer tendría que haber tomado un vuelo en Oporto con destino a Bolonia para llegar a Ancona, en la costa nororiental italiana, donde iba a terminar el cuatrimestre.

Pero no va a ir así. «En ningún momento nos han prohibido irnos a Italia, pero la universidad nos ha dado todas las facilidades para cancelar el Erasmus», explica. Entre esas facilidades está retomar las clases con normalidad aun con los grandes desajustes del calendario. Candela empezaba el segundo cuatrimestre en Italia el próximo lunes, aunque en Salamanca llevan ya un mes con ellas. La Pontificia ha estado contactando con todos los chavales con Erasmus en Italia para comunicarles que les permite reincorporarse a las clases si ellos lo deciden e incluso volverse de aquel país si su intercambio era anual. Candela y una amiga decidieron quedarse.

«No dejo el Erasmus por miedo al coronavirus o a que nos pueda pasar algo, ni mucho menos morirnos», explica, «es por la cuarentena, por tener que quedarnos aislados. El virus nos da más igual, pero queremos poder viajar, el Erasmus también es para eso, no quedarnos allí encerrados». Como el calendario es así, Candela apura estos días para buscar piso o habitación en Salamanca en el que afrontar el segundo cuatrimestre.

Uno de sus amigos estaba en Italia. Se llama Pablo Rodríguez cursa la doble titulación Administración de Empresas y Derecho en Vigo, aunque tercero lo hace en Turín... o lo iba a hacer. Este lunes se cogió un bus a Berna (Suiza), donde viven unos amigos. Es un viaje que ya tenía previsto, pero que le vino bien. «Aproveché para salir, no por miedo al virus, sino a la cuarentena y a medidas exageradas, como hicieron en algunos pueblos», dice. «Da mal rollo ver a la gente con la mascarilla, pero sabemos que no es peligroso». Como la situación no está clara y la Universidad está sin clase, el martes volará a Vigo desde Ginebra. «Esperaré a ver qué dice la universidad sobre las clases... Muy mal se tendrían que poner las cosas para anular el Erasmus», confía. Asegura que entre sus amigos en Turín «se quedan muchos más de los que se van».

Precisamente en su vuelta de Erasmus desde Milán, una joven de Vigo que prefiere permanecer en el anonimato, tuvo que ser ingresada en el Hospital São João de Oporto. El miércoles, cuando su avión aterrizó se la llevaron al centro sanitario. La chica, de 22 años, dice que en ningún momento tuvo fiebre y que simplemente había padecido un resfriado. Pasó la noche en el centro sanitario portugués y le hicieron las pruebas del COVID-19, pero dio negativo y le dieron el alta.