La decisión del hijo menor de la princesa Diana y de su mujer de dar «un paso atrás» en su vínculo con la corona está ocasionando numerosos reveses para la pareja, que no parece dispuesta a retirarse sin dar la batalla. En los últimos días, la reina ha decidido que la retirada de su condición real debe impedirles también utilizar el título «royal» para sus negocios privados, como tenían previsto hacer con su empresa Sussex Royal, que ya ha registrado la propiedad intelectual de varios productos.
Por este motivo, el matrimonio emitió un duro comunicado acatando esta decisión, pero señalando el trato discriminatorio que están recibiendo en comparación con otros miembros de la familia real. «Si bien existe un precedente para que otros miembros de la familia real busquen empleo fuera de la institución, para el duque y la duquesa de Sussex se ha establecido un periodo de revisión de doce meses», señalan en los duques de Sussex en una clara alusión a sus primas, las princesas Eugenia y Beatriz de York, que compaginan sin mayores impedimentos sus ocupaciones particulares con el privilegio de pertenecer y representar a la corona británica en las grandes ocasiones.
Harry y Meghan decidieron abandonar sus obligaciones como miembros de la familia real británica, abandonar el Reino Unido y residir, al menos parcialmente, en Canadá, donde residen en una mansión en la isla de Vancouver, en la costa del Pacífico.