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Nadia Quintela, que en su primer enlace vetó a los menores, cambia de postura. Sin embargo, señala que hará una luna de miel en espacios «only adults»
15 feb 2020 . Actualizado a las 20:45 h.El próximo 22 de febrero la coruñesa Nadia Quintela se casa. Se trata de su segundo enlace y, a diferencia del primero, en este sí que van a poder asistir los niños. Pese a que continúa pensando que «las bodas y determinados eventos no son los más adecuados para que vayan niños», ha decidido levantar el veto que en su momento molestó a varios de sus invitados. «En mi primera boda no tenía a mi hija. Ahora no se concebiría que, si yo tengo una hija, no la haga partícipe de un día que es muy importante para mí y mi pareja. Es la celebración de un nuevo concepto de familia».
En febrero del año pasado y en el marco del reportaje sobre la niñofobia y el antiniñismo publicado, Nadia explicó en La Voz su postura. Despertó todo tipo de reacciones, a favor y en contra. «Mucha gente conocida me decía por lo bajini que pensaba lo mismo que yo», se ríe. «¡No pasa nada por decirlo y admitirlo! Yo no estoy en contra de los niños, para nada. Tampoco me considero niñofóbica ni nada de eso. Lo que creo es que hay muy poca tolerancia con la gente que piensa como yo, que considero que hay espacios que no son adecuados para niños, donde ellos no se lo pasan bien y molestan al resto de la gente».
En aquella primera boda, celebrada en el 2011, Nadia y su pareja decidieron restringirla a adultos por dos motivos. «Uno, porque los costes se nos elevaban mucho -admite-. Y dos, porque considerábamos que una boda tan tarde no era para niños. Ni la iban a disfrutar los pequeños ni los adultos. De hecho, hubo gente que nos lo agradeció. Otros no lo entendieron, y se enfadaron».
«A los niños los estás metiendo en un sitio en donde no se pueden divertir horas y horas -justifica-. Un niño que llora, otro que se cansa... y, sobre todo, los padres que te dicen que se tienen que ir porque el niño se les duerme». También descarta los banquetes con hinchables y cuidadores: «Eso no es una boda, es un parque de atracciones dentro de una boda. Es un plan alternativo para los niños para que tú disfrutes de la boda, pero los niños no están en ella».
¿Y ahora qué ha ocurrido para el cambio? «Pues que tenemos hijos. Si los dos no tuviéramos hijos volvería a ser sin niños», asegura. Debido a ello cambian algunas cosas. «Hemos hecho una estructura de boda más dinámica. Se hace todo en el mismo sitio, con una cena ligera y, en medio, hay un concierto. Además, van amigos suyos para que, dentro de lo tostón que puede ser una boda para un niño, sea lo más divertida posible para ellos. Pero tampoco tengo muy claro hasta qué hora va a aguantar mi hija despierta. Si la va a tener que llevar alguien o voy a tener que llevar un colchón», se ríe.
Viaje de novios sin pequeños
Tras la boda toca el tradicional viaje. Y ahí Nadia se reafirma en sus convicciones: «La luna de miel será only adults. Queremos un hotel sin niños. Queremos descansar en sitios sin niños porque lloran, gritan, juegan... y luego está la madre chillando: «¡Niño, no te comas la arena!».