Un descomunal iceberg amenaza con bloquear una parte de la Antártida

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA ENVIADO ESPECIAL A LA BASE G. DE CASTILLA

SOCIEDAD

XAVI FONSECA

El témpano ocupa más espacio del que existe entre las Shetland y el continente

10 jul 2020 . Actualizado a las 18:58 h.

Los glaciares imponen por su belleza y tamaño. Sin embargo, debo confesar que uno de los momentos más emocionantes llegó cuando observé por primera vez un iceberg. Impresiona contemplar las formas y los diferentes colores que puede adquirir el hielo. «En escalas de millones de años, un glaciar se comporta como un fluido que se deforma y avanza. Debido a la gravedad, se desplaza desde la zonas altas hacia las bajas y cuando llega al mar genera la banquisa que se puede partir formando lo que llamamos un iceberg», explica el glaciólogo Paco Navarro. «El hielo que se ve en los glaciares se ha formado durante muchos años. Mientras se acumula se va compactando y aumenta la presión, haciéndose cada vez más azul. Un iceberg blanco nos indica que se trata de un hielo más joven y uno azul que es más antiguo», añade Lara Pérez, investigadora del British Antartic Survey.

Cuando un pedazo de hielo se desprende de la banquisa empieza a navegar a la deriva y acaba absorbido o bien por la corriente circumpolar oceánica o por un cinturón de ciclones. Ambos orbitan alrededor de la Antártida de oeste a este. «Si un iceberg se aleja de la costa suele incorporarse a una de estas corrientes marinas o atmosféricas y termina dando vueltas alrededor del continente durante meses y años», comenta Navarro.

La parte visible representa solo el diez por ciento de su tamaño real. El resto está sumergido. A veces se encuentran con zonas someras y quedan varados. Durante mi estancia en la base Juan Carlos I pude observar la evolución de uno que llevaba anclado en la bahía de Livingston desde el comienzo de la campaña. A través de la ventana del comedor descubrí que son más dinámicos de lo que uno podría imaginar. Cada día tenía un aspecto diferente y llegó a girar por completo. En una jornada de temporal, el intenso viento se lo llevó.

El comandante del BIO Hespérides, Emilio Regodón, conoce muy bien a estos gigantes de hielo. El buque oceanográfico acaba de navegar por el mar de Weddell, el mayor generador de icebergs del planeta, realizando mediciones para el proyecto científico Powell. «Hemos trabajado tan el sur como nos ha permitido la banquisa y la presencia de los témpanos», confiesa.

Durante la travesía por las aguas más hostiles de la Tierra, los científicos realizaron un seguimiento de un enorme iceberg, el Alpha 68. «Aquellos que tienen un tamaño muy grande suelen recibir un nombre», apunta Regodón. «Nació en la barrera de Larssen-Charlie que perdió un doce por ciento de su masa total cuando el iceberg se desprendió. Ahora mismo es el sexto más grande del que se tiene conocimiento. Actualmente tiene 150 kilómetros de largo y 45 de ancho. En total ocupa unos 5.800 kilómetros cuadrados, como la provincia de Alicante», asegura.

Este descomunal iceberg está a punto de abandonar la banquisa y empezar a circular libremente. «Como la mayor parte está por debajo de la superficie suelen estar más influenciados por las corrientes oceánicas que por los vientos. Hay una posibilidad de que la circumpolar lo arrastre hacia las Shetland del Sur», confiesa el comandante. Si se mueve en esa dirección y el calado se lo permite, puede taponar la parte de la Antártida que hay entre el archipiélago y el continente ya que la distancia es de 125 kilómetros, menor que el tamaño del Alpha 68. «El año pasado encontramos uno más pequeño, de 18 kilómetros que hizo precisamente ese movimiento y que se pasó toda la temporada en esa zona. Si esto llega a suceder sería un serio problema para la navegación, como por ejemplo los barcos científicos españoles como el Hespérides el Sarmiento de Gamboa», confiesa.