El crecimiento del evangelismo en todo el subcontinente ha sido decisivo en los últimos años, porque ha incidido en la política. El caso más claro es Brasil. «La victoria presidencial del candidato ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro recibió el apoyo de la mayoría de los movimientos evangélicos, que fueron indudablemente decisivos», explicaba el analista Jean-Jacques Kourliandsky. Pero también en Chile, donde el Ejecutivo incorporó a su equipo a cuatro obispos evangélicos. Y esta religión también se ha convertido en un pilar fundamental en México y Nicaragua, donde ambos presidentes contaron con el apoyo evangélico.
En Argentina, sin embargo, las últimas elecciones han dejado claro que los creyentes de esta confesión aún no tienen la suficiente fuerza en la esfera política. El candidato peronista, Alberto Fernández, se impuso al liberal Mauricio Macri, apoyado por evangélicos como el pastor Norberto Carlini. Está por ver si el 15 % de evangélicos que hay ahora en Argentina crece o disminuye y cuál será su papel en las próximas elecciones.