Y si hoy lo traigo a colación es porque un reciente experimento ha permitido identificar una nueva fuerza implicada y que hasta ahora no contemplaban los modelos matemáticos existentes: un empujón “extra” hacia arriba que ejerce la superficie elástica del líquido al resistirse a deformarse más de lo necesario y que es tanto mayor cuanto mayor es el agregado de cereales; fuerza que a su vez aumenta las fuerzas atractivas entre los cereales, por lo que estos todavía se pegan un poco más.
Más allá de este refinamiento matemático, relevante para físicos e ingenieros, a ojos de un observador «neutral», lo verdaderamente llamativo o hermoso del efecto cheerios es que el modelo visual que lo explica -el de la superficie elástica que se deforma bajo el peso de un cuerpo- es análogo al que se emplea para explicar el comportamiento del tejido espacio-tiempo en el marco de la relatividad general. Lo que supone que el espacio tiempo se comporta como una superficie elástica que se deforma por acción de la masa de los distintos astros y cuerpos y objetos celestes, provocando efectos tan sorprendentes como la desviación de la luz o que los agujeros negros -objetos supermasivos- atraigan todo lo que pasa por sus proximidades en virtud de la profunda deformación que provocan.