El Pacto Verde de la UE, amenazado por el frente del este y el dilema nuclear

La Voz REDACCIÓN / AGENCIAS

SOCIEDAD

Los primeros ministros de Eslovaquia, Peter Pellegrini; de la República Checa, Andrej Babis, y de Hungría, Viktor Orban, reunidos en Bruselas
Los primeros ministros de Eslovaquia, Peter Pellegrini; de la República Checa, Andrej Babis, y de Hungría, Viktor Orban, reunidos en Bruselas EU Council

Hungría, República Checa y Polonia piden fondos para realizar su transición con energía atómica y otros gobiernos se oponen

13 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Pacto Verde de la UE, que contempla la eliminación de gases de efecto invernadero en el 2050, se abre por dos costuras que en realidad convergen en una. Por un lado están las reticencias del frente del este, formado por Hungría, República Checa y Polonia, más dependientes del carbón; por el otro el dilema sobre la energía nuclear, considerada por los citados países como una alternativa a otras más contaminantes y rechazada por Austria, Luxemburgo y Alemania, que no la ven «ni sostenible ni segura».

Los ejecutivos discordantes del este ponen sus condiciones, entre ellas un mayor apoyo financiero procedente del bloque para esta transición y que la energía nuclear forme parte de la misma. «Hungría está preparada para adherirse al acuerdo sobre el objetivo de neutralidad climática de la UE, pero tenemos que evitar que los burócratas de Bruselas hagan que los países pobres y la gente pobre pague. Necesitamos garantías económicas», expresó el ultranacionalista Víktor Orbán, según informa Europa Press. El primer ministro húngaro también ha pedido a Bruselas que «abandone todos sus problemas» con la energía atómica. «No hay neutralidad climática sin energía nuclear», manifestó.

Su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki explicó que los costes de la transición serán mayores para países como Polonia que en otros «más afortunados en el pasado», porque «tuvieron la oportunidad de que sus economías contaran con un abanico de fuentes energéticas».

Checos contra austríacos

El primer ministro checo, Andrej Babis, calificó de «muy gracioso» el hecho de que Austria, uno de los países que se oponen a que esta fuente de energía forme parte de la transición climática, esté «protestando» por su producción al mismo tiempo que compra a Praga una parte de sus excedentes. «La energía nuclear es una energía limpia y sin emisiones de dióxido de carbono y no sé por qué muchos países tienen un problema con esto. Si realmente quieres alcanzar la neutralidad climática tienes que entender que cada país tiene un mix energético diferente», apuntó.

Pero Austria, Luxemburgo y Alemania se oponen. El luxemburgués Xavier Bettel está en contra de que se utilicen fondos europeos para financiar el desarrollo de plantas nucleares. «Sería un error decir que la energía nuclear es la solución. No lo apoyaría mi gobierno», ha sentenciado.

La postura de Macron

Emmanuel Macron se ha convertido en un aliado de los países del este. El presidente francés considera que cada país debe poder elegir qué fuentes energéticas prioriza para alcanzar la neutralidad climática y que la nuclear es «parte de la transición», sobre todo especialmente para países que dependen en gran medida del carbón.

La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, que se estrena en una cumbre, destacó la importancia de que los Veintiocho se pongan de acuerdo en esta cuestión: «La próxima generación está esperando que actuemos y tenemos que cumplir sus expectativas».

En declaraciones recogidas por la agencia Europa Press, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, se mostró convencida de que sería «muy ventajoso» para la Unión Europea asumir el liderazgo en la descarbonización y ha dicho que el suyo es uno de los Estados miembro que «presionan fuertemente» para ello.

Angela Merkel subrayó el valor de la señal que la UE enviará al mundo si los jefes de Estado y de Gobierno consiguen alcanzar un acuerdo. Considera el borrador del Pacto Verde como un comienzo ambicioso. El documento presentado por Ursula Von der Leyen, la nueva presidente de la Comisión Europea, plantea una reducción de entre el 50 y 55 % de las emisiones para el 2030, muy superior al 40 % inicialmente previsto, y sitúa el 2050 como año límite para alcanzar la llamada neutralidad climática.