Este Audi 100 S coupé llegó en 1973 a Galicia y desde entonces ha vivido en A Coruña, Lugo, Tomiño, Vigo y Salvaterra, donde tiene ahora su residencia en casa de Carlos Sequeiros, su orgulloso dueño
20 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque en realidad, hablar de «dueño» en la relación que Carlos Sequeiros tiene con su coche es demasiado frío. Desde hace cinco años, cuando este apasionado de los Audi -posee otros dos clásicos de la marca- lo aparcó por primera vez en su garaje, Carlos ha mantenido con su Audi 100 s coupé una intensa relación que ha pasado por diversas etapas (de restauración) y que a día de hoy vive un gran momento: «En algunos momentos he pensado en venderlo, porque tengo más clásicos, pero ahora mismo solo pienso en disfrutar de él, es una auténtica maravilla», confiesa.
Carlos compró este modelo del 73, el primero que Audi como marca en solitario fabricó con carrocería coupé, «un poco de casualidad». Explica que estaba buscando el modelo 90, igual a uno que tenía su padre, «por aquello de la nostalgia», cuando vio este en un anuncio. «La verdad es que nunca había oído hablar de él, pero nada más verlo me enamoró». Un simple vistazo al coche es suficiente para comprenderlo. Su elegancia exterior compite con un sobrio diseño de puertas hacia dentro en el que la madera del salpicadero o el cuero rojo de los asientos no pasan inadvertidos.
«El cuero se lo he puesto nuevo y la madera ha sido tratada por un especialista», explica Carlos, que dice que una de las mejores sensaciones de poseer un coche de estas características es lo que él denomina «el cacharreo». Es decir, el intercambio de experiencias con otros apasionados de los clásicos para buscar piezas o mejorar el automóvil.
El coche estaba en Vigo, después de que lo hubiesen disfrutado sus anteriores propietarios de A Coruña, Lugo y Tomiño. «Tuve que regatear bastante, pero al final lo conseguí», recuerda Carlos, que una vez lo tuvo entre sus manos lo metió en el taller para hacerle una restauración a fondo. «En realidad, se desmontó totalmente, menos el motor que se encontraba perfecto y ahora mismo está listo para rodar», explica con aire de satisfacción al tiempo que asegura que es un automóvil de prestaciones sorprendentes para la época a la que pertenece. Su motor de 1.900 c.c. con cuatro cilindros tiene mucho que ver con este comportamiento, aunque su dueño apunta que también influye mucho su carrocería, «que es la misma que la de la berlina de la que deriva y que le da una respuesta muy tranquila».
Que no se entere el Audi coupé: Carlos también sueña con tener algún día un Audi Quattro de los 80. Eso es pasión de coleccionista.
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