Identifican veinte campamentos romanos a lo largo de Galicia y Asturias

l. ordóñez / a. presedo REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Roman Army

Investigadores gallegos utilizaron la tecnología LiDAR para poder fijar los asentamientos en el mapa

23 oct 2019 . Actualizado a las 15:03 h.

En la primavera del año 26 antes de Cristo, el primer emperador de Roma, César Augusto, abrió en persona las puertas del templo de Jano (el dios de las dos caras), todo un símbolo de la declaración de guerra. Se trataba de conquistar el último territorio independiente del poder imperial en la península Ibérica, las áreas de los cántabros y los astures, que mantuvieron un duro conflicto con los conquistadores que quedó para las crónicas de los historiadores. Más de 2.000 años después, una tecnología inimaginable entonces, fotografías aéreas combinadas con análisis por satélite, han permitido fijar a los investigadores toda una red de un total de 20 campamentos y fortificaciones romanas en el noroeste peninsular para asegurar el control militar de una zona tan compleja orográficamente.

La mayoría de ellos están en Galicia, y han servido también para ofrecer a los arqueólogos un nuevo enfoque sobre la entrada de las tropas romanas en las tierras de los galaicos. Publicado por los investigadores de Roman Army, el estudio parte de los trabajos de José Manuel Costa-García, de la Universidad de Santiago de Compostela; João Fonte, del CSIC; y Manuel Gago, también de la universidad compostelana. Han aprovechado imágenes obtenidas mediante la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), que permite radiografiar zonas boscosas o de tupida vegetación para fijar en el mapa varias decenas de asentamientos romanos, lo que les ayudó a comprender la manera en la que los romanos fueron concretando su dominio sobre el noroeste de la península ibérica. De esta manera, los investigadores plantean la hipótesis de que los recintos estén relacionados con un episodio o escenario secundario del conflicto cántabro-astur (29-19 a.C.).

Los arqueólogos destacaron que sus hallazgos se dividen en asentamientos de distinto tamaño. Así, los «pequeños» tendrían capacidad para entre dos o tres cohortes (entre 100 y 1.500 hombre) y se corresponderían con los identificados en O Penedo dos Lobos (Manzaneda), Cova do Mexadoiro (Trazo, A Coruña), Coto do Rañadoiro (Carballedo, Lugo) y Alto da Pedrada (Arcos de Valdevez, Viana do Castelo).

La siguiente modalidad son los campamentos «medianos», de entre 4 y 7 hectáreas y con alrededor de 4.000 legionarios. Se caracterizaban por estar en zonas con destacamentos que les permitieran defenderse con facilidad. Según lo observado, los investigadores los sitúan en Cabianca (Láncara), Campos (Vila Nova de Cerveira, Viana do Castelo), A Cortiña dos Mouros (Cervantes, Lugo / Balboa, León) y Santa Baia (A Laracha).

El tercer grupo aumenta la dimensión a las 15 hectáreas y la capacidad a 6.000 soldados. Se construyeron, en su mayoría, en la zona oriental de Galicia, en concreto en los montes de Chá, Medorra (Sarria) y Ventín (Pol), A Penaparda (A Fonsagrada, / Santalla d’ Ozcos, Asturias) y O Cornado (Negreira).

Los denominados de «enormes dimensiones» podían albergar hasta 14.000 legionarios. Se localizaban en Lomba do Mouro (Viana do Castelo, Ourense) y Chaira da Maza (Lobeira).

Mención aparte a los «castella» o fortificaciones pequeñas, que serían los campamentos encontrados en A Recacha (Navia de Suarna), Outeiro de Arnás (Verín), O Castrillón (Touro), Alto de la Cerca (Villa Real) y O Castelo (A Estrada).