Un fármaco para el corazón puede retrasar el envejecimiento y mejorar las terapias anticáncer

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN

SOCIEDAD

El equipo del IDIS liderado por Manuel Collado, a la derecha, que ha probado el fármaco
El equipo del IDIS liderado por Manuel Collado, a la derecha, que ha probado el fármaco Chus

Investigadores gallegos han probado en un modelo animal que el derivado de una planta común en Galicia elimina de forma selectiva las células senescentes, cuya acumulación se relaciona con la senectud y los tumores

05 nov 2019 . Actualizado a las 19:25 h.

Es ley de vida. Llega un momento en el que las células de nuestro organismo dejan de dividirse. No se mueren, pero se apagan. Se acumulan en el organismo en un mecanismo fisiológico conocido como senescencia celular, que está ligado al envejecimiento y a sus enfermedades derivadas y que está relacionado también con un proceso más complejo como es el cáncer. Comparten una base común.

Encontrar moléculas que eliminen de forma selectiva estas células es, por tanto, el objetivo de una carrera iniciada hace años por investigadores de todo el mundo en una moderna búsqueda de la fuente de la eterna juventud. Pero muy pocos podrían imaginarse que la hipotética solución podría llegar del principio activo del extracto de una planta muy común en Galicia, la Digitalis o dedalera, cuyas propiedades fueron descritas en 1785 por el botánico inglés William Whitering y que ahora la industria farmacéutica comercializa como glucósidos cardíacos para tratar enfermedades del corazón como la insuficiencia cardíaca o las arritmias.

Es lo que ha probado en un modelo animal un equipo de científicos del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) liderados por Manuel Collado, del Sergas, y Eduardo Domínguez, de la Universidade de Santiago. En un trabajo que se acaba de publicar en Nature Communications han identificado una familia de compuestos, que pertenece a la familia de los glucósidos cardíacos, con capacidad de matar específicamente a las células envejecidas. «Son fármacos que llevan mucho tiempo en el mercado y que conocemos muy bien, que podemos controlar, por lo que sería más sencillo probarlos en un ensayo clínico en humanos para determinar si destruyen de forma selectiva las células senescentes», explica Manuel Collado.

Digitalis, conocida como dedalera, la planta de la que se extrae el principio activo
Digitalis, conocida como dedalera, la planta de la que se extrae el principio activo

En el estudio participó de forma activa la plataforma de descubrimiento temprano de fármacos de la USC, dirigido por Mabel Loza, que realizó una búsqueda sistemática de fármacos aprobados para uso en humanos que mostrasen actividad inductora de muerte específica de células senescentes, aunque también colaboraron científicos de otras instituciones como el Ciqus de Santiago; el CNIO; el Imdea Alimentación de Madrid, y el VHIO, el IRB y el Hospital Clínic de Barcelona.

El objetivo, sin embargo, no es frenar el envejecimiento, sino de aliviar la carga de las enfermedades que están asociadas a este proceso, como puede ser la fibrosis pulmonar idiopática. De hecho, en el estudio se comprobó en ratones que esta patología remitía al eliminar la acumulación de estas células. Aunque la prioridad era comprobar que se podía mejorar la eficacia y reducir los efectos secundarios de la quimio y la radioterapia con un complemento de fármacos senolíticos, lo que también acabó por probarse.

«La actual quimioterapia y radioterapia aplicada a pacientes con cáncer muchas veces no es completamente efectiva, porque no es capaz de matar a todas las células del tumor. Por el contrario, las células quedan dañadas en un estado de letargia idéntico al que muestran las células envejecidas», explica la estudiante de doctorado Pilar Picallos-Rabina, la primera firmante del artículo junto a Francisco Triana-Martínez. En muchos casos estas células zombis acaban provocando al cabo del tiempo tumores secundarios más peligrosos aún que el inicial. También ocurre que la quimio y la radio atacan a las células sanas para convertirlas en senescentes. Y el daño sigue ahí.

«Lo que nosotros proponemos es completar los tratamientos convencionales de quimio y radioterapia con fármacos senolíticos, de tal modo que podríamos reducir los efectos secundarios de la terapia y mejorar su eficacia», apunta Manuel Collado. 

En el trabajo, los investigadores no solo consiguieron probar la actividad senolítica de los glucósidos cardíacos, sino que también desentraron los mecanismos moleculares que son responsables de esta acción. Es decir, dieron con la vulnerabilidad que caracteriza a las células senescentes y que las hace más sensibles a estos fármacos. «Entender qué hace a estas células senescentes más vulnerables puede permitirnos desarrollar nuevos fármacos más seguros frente a ellas», destaca Francisco Triana-Martínez, cuyo trabajo fue financiado por el Conacyt de México.

A la espera de un ensayo clínico

Los científicos continuarán ahora buscando otros fármacos que tengan la capacidad de eliminar de forma selectiva las células senescentes. Pero con uno ya identificado, que ha mostrado su potencial en un modelo animal, el paso lógico sería intentar confirmar los resultados en un ensayo clínico en humanos. «Para ello -advierte Collazo- necesitamos la colaboración de los clínicos y, de momento, no estoy encontrando demasiada, aunque seguiremos buscando». No ocurre lo mismo con el exterior, ya que un científico de la Universidad de Canadá se ha ofrecido «a probar cuanto antes con sus pacientes».

La investigación se hizo, además, «con muy poca financiación», por lo que, para sacarla adelante, fue necesaria «mucha imaginación» y la ayuda de otros grupos que han prestado su colaboración al equipo de Santiago.