Miguel Ángel Ruiz: «Si España no da un giro en formación, perderá el tren de la industria digital»

Montse García Iglesias
Montse García LA VOZ / SANTIAGO

SOCIEDAD

El responsable de innovación de Samsung España, que participará en el foro Talentia en Santiago, augura un gran cambio tecnológico en cinco años

17 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estamos en un momento como el de cuando se inventó la máquina a vapor y se produjo un cambio en el sistema productivo. El mundo de la tecnología va a ir más deprisa y las empresas que no se adapten -y para eso necesitan talento- van a tener dificultades para ser competitivas en un entorno global», asegura el responsable de marca e innovación de Samsung España, Miguel Ángel Ruiz Ortega, que participará en la apertura del foro Talentia Summit, organizado por el Concello de Santiago, que se celebrará en Santiago del 21 al 23 de octubre.

-Junto a otros expertos profundizará en la importancia del desarrollo del talento. ¿Qué mensaje lanzará como prioritario?

-Lo primero es hacer una visión del cambio tecnológico, industrial, que va a producirse en los próximos cinco años. Va a suponer que muchas cosas que ahora damos por hechas van a cambiar en nuestro día a día, pero también en el de las empresas, en el de la empleabilidad... La inteligencia artificial, el 5G, el big data..., todo eso que suena así como muy raro y muy futurista, es algo inminente, no es algo que vaya a llegar dentro de veinte años. Es algo que ya está aquí, para bien o para mal.

-¿En qué aspectos se va a notar ese cambio brutal en cinco años?

-Nos habituamos muy rápido a la tecnología. Hace cinco años, los móviles que ahora tenemos eran impensables: mucho más lentos, no tenían capacidad... Ahora nos parece que llevamos toda la vida con unos teléfonos con unas cámaras maravillosas, con 4G... Dentro de cinco años todo el mundo dispondrá de tecnología 5G, con capacidad casi ilimitada de almacenamiento, podremos descargar una película en un segundo... Esto es la parte más superficial, pero va a suponer cambios en un montón de industrias. Ya estamos viendo lo que está suponiendo en el transporte, en la distribución, en la comercialización, en la producción... Llegamos a un punto que la economía de escala hace que las pequeñas empresas puedan desarrollar tecnologías globales. Ya no hace falta ser una multinacional, tener muchísimo dinero y una gran inversión para poder desarrollar soluciones que cambien una industria. La tecnología que tenemos en la mano los usuarios permite, solamente con talento y conocimiento, ofrecer soluciones a problemas que hasta ahora no se resolvían. Estamos hablando de muchísima potencia en manos del que la sepa utilizar. Ahí está el nexo con el talento.

-En Samsung están apostando por desarrolladores en España. ¿Cuál es la situación?

-Todas las tecnologías van a llegar, pero, ¿qué es lo que le falta a España para poder sacarle el máximo partido a esos avances? Para conocerlo, hemos analizado cuál es la situación en el mundo de la educación y la formación en tecnología. Y, la verdad, vamos a decir que hay mucha oportunidad de mejora porque desde Secundaria hasta las carreras universitarias nos queda bastante margen de mejora. Ahí, está la clave. Si no somos capaces como país de darle un giro a esto, vamos a perder el tren de la industria digital. El país que no consiga tener talento y formar en tecnología, el resto de sus industrias van a tener problemas. Ahora, falta gente en el mundo de las TIC porque no se atrae al talento a estudiar este tipo de carreras y no digamos ya con las chicas, solo el 30 % de las plazas cubiertas en tecnología de la información en Europa son de mujeres.

-Afirma que el avance va muy rápido. ¿El gran reto para las empresas tecnológicas es que esas mejoras se traduzcan en que la sociedad las asuma?

-A veces pasa. Hay tecnologías que el público no las ha adoptado, es parte de la innovación. El ejemplo más típico es de televisiones 3D, con gafas 3D, porque no el usuario no le acababa de encontrar el valor a la gafa. Es parte de la aventura de innovar porque no podemos pretender que todo funcione, porque si llegas a ese punto, no avanzas nada.