Detienen a un hombre que alquiló la granja donde la familia holandesa estuvo recluida 9 años

La Voz

SOCIEDAD

Vincent Jannink | Efe

Las autoridades buscan respuestas y lo consideran sospechoso de «estar involucrado en la privación ilegal de libertad»

13 nov 2019 . Actualizado a las 17:59 h.

El misterio sigue rodeando al descubrimiento de un padre y de sus seis hijos recluidos en una remota granja de un pueblo holandés. Un hombre de 58 años ha sido detenido y no es el padre de familia, sino la persona a cuyo nombre figura el contrato de alquiler de la finca desde el año 2010 y sobre quien ahora pesa la sospecha de que pudo haber secuestrado a las siete personas que fueron halladas en los últimos días en condiciones dramáticas.

La Fiscalía holandesa acusa al detenido de «privar de libertad» a un padre y a sus seis hijos durante casi una década, durante la cual estuvieron encerrados en una granja del norte del país, a cinco kilómetros del pueblo más cercano, rodeada de grandes árboles y apenas visible a vecinos y autoridades, según informa Efe.

La Fiscalía explicó en las últimas horas que el sospechoso no guarda relación familiar alguna con las otras siete personas y fue arrestado el martes por «negarse a colaborar» con la policía. Lo consideran sospechoso de «estar involucrado en la privación ilegal de libertad y de perjudicar la salud de otras personas».

El caso salió a la luz después de la denuncia del supuesto hijo mayor, de nombre Jan Zon van Dorsten, de 25 años, y de quien ahora se ha sabido que ha tenido actividad reciente en redes sociales. Su cuenta pública de Instagram registró 12 publicaciones desde el mes de julio.

En algunos comentarios elogia la vida en la naturaleza y una foto que colgó en septiembre muestra una construcción con tablones dentro de la granja que él define como: «La otra mitad de mi trabajo».

A medida que pasan las horas parece haber más dudas que certezas en torno a este caso que conmovió al mundo. En un principio las autoridades parecían tener claro que el padre y sus seis hijos se habían recluido voluntariamente con alguna intención de refugiarse de un supuesto «fin del mundo» y habían permanecido en esa situación durante nueve años. Ahora confiesan estar «llenos de dudas» sobre la verdadera naturaleza del caso, que ha acaparado la atención de medios de comunicación internacionales.

«Un joven (supuestamente el hijo mayor de la familia retenida) nos informó de que estaba preocupado por las condiciones de vida de su familia. Por eso fuimos a esa dirección. En la casa, encontramos a seis personas en un cuarto pequeño bajo llave, no siendo un sótano, y pueden llevar en ese lugar desde el 2010», asegura la Policía.

Sin registrar en el ayuntamiento

Las siete personas que allí vivían no estaban registrados en el ayuntamiento y los hijos, de entre 18 y 25 años, jamás fueron a la escuela local ni los vecinos sabían de su existencia. No es difícil pasar desapercibidos en esta granja de Ruinerwold. La finca no se puede ver desde el camino principal del pueblo y está oculta entre grandes árboles. Desde la carretera, apenas asoma el tejado de la casa y lo que parece ser un almacén contiguo. El terreno está todo rodeado de vallas, y en las imágenes aéreas de un dron se ve un pequeño huerto y montones de plásticos de color azul. 

La granja más cercana está a más de 300 metros y muy pocos coches circulan por la zona, lo que ayudó a que esta familia se mantuviera, voluntaria o involuntariamente, totalmente al margen de la sociedad durante nueve años.

¿Fue un secuestro?

Ahora la gran pregunta que queda por resolver es por qué permanecían allí y por qué alguien, tal vez el arrendatario de la granja ahora detenido, querría mantenerlos desaparecidos a todos ellos durante tanto tiempo. Las autoridades no han aclarado qué solidez tiene esa hipótesis de un posible temor al apocalipsis que se manejó inicialmente.

Se sabe que el detenido, que tenía el contrato de alquiler de la finca a su nombre desde el 2010, pasará hoy a disposición judicial tras haber sido interrogado durante tres días por la Policía de la provincia de Drenthe, a la que pertenece tanto el pueblo donde está la finca como la cafetería De Kastelein, a la que se acercó el supuesto hijo mayor en los últimos días para denunciar el asunto.

Según su relato, él mismo se había «escapado de la casa y necesitaba ayuda» porque llevaba «nueve años encerrado» junto a sus hermanos y su padre, tal como explicó a la prensa Chris Westerbeek, el propietario de la cafetería, ubicada en el pequeño pueblo de Ruinerwold, a cinco kilómetros de la finca en cuestión.

Desbordado por la atención mediática del caso, el dueño del bar asegura a Efe que no tiene relación con el joven, aunque sí reconoce haberlo visto en la cafetería «un par de veces» la semana pasada, vestido con ropa muy ancha y antigua, pelo sucio y largo y mirando al suelo constantemente. «Se podía ver claramente que algo raro le pasaba», aseguró el dueño del bar a medios holandeses. En una de esas ocasiones tuvieron que echarlo del local porque era hora de cerrar. La segunda vez, «pidió una cerveza, estaba un poco perdido y me contó esa historia».

El alcalde, Roger de Groot, explicó en una rueda de prensa que la madre de los niños había muerto «tiempo atrás», antes de que ellos se trasladaran a esta finca, y el padre estaba enfermo desde hace años tras sufrir un derrame cerebral.

Una antigua juguetería

Como parte de la investigación, la Policía ha registrado en la tarde de este miércoles dos ubicaciones en Zwartsluis, a 15 minutos de la granja, y una de ellas es una antigua juguetería que había regentado durante años la familia retenida en la finca.

Los vecinos no paran de subrayar que allí se conocen todos, pero que «siempre se supo que algo raro había con esa casa, quizás un tema de drogas, pero nunca algo tan fuerte como lo que está pasando», añade en conversación un lugareño de setenta años, que pide el anonimato.

La dueña de la finca, Alida ten Oever, aseguró al diario De Telegraaf que el inquilino «había pagado puntualmente cada mes» sus recibos y que ella «nunca había notado la presencia de otras personas» en la propiedad. «Estamos bastante perplejos con todo esto», añadió.

La investigación policial sigue abierta en busca de respuestas a los numerosos interrogantes que el caso plantea.