Un estudio vincula la dependencia del móvil y la depresión en adolescentes

elena martín lópez MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Algunas redes han eliminado los «likes» y el número de reproducciones en los vídeos para evitar la obsesión

04 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Los jóvenes que sufren depresión son más propensos a hacerse adictos al uso de los smartphones o la llamada nomofobia -el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil- predice el desarrollo de estos síntomas? Un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona ha centrado su último estudio en responder esta pregunta y ha llegado a la conclusión de que «la dependencia del teléfono inteligente predice directamente los síntomas depresivos posteriores», según ha expresado Matthew Lapierre, uno de los autores principales de la investigación y profesor asistente de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento. Según este experto, la dependencia que tienen estas personas de sus móviles actúa en detrimento de su salud, llegando a sentir ansiedad si no los tienen.

Los investigadores calcularon la dependencia pidiéndoles a los participantes que usaran una escala de cuatro puntos para calificar una serie de declaraciones como: «Me da pánico cuando no puedo usar mi teléfono». Además, les sometieron a una serie de cuestionarios diseñados para medir la soledad, los síntomas depresivos y su uso diario de móviles.

Dados los posibles efectos negativos de la dependencia a estos aparatos, los investigadores proponen que las personas evalúen su relación con sus dispositivos y se impongan límites si es necesario. «En España, 7,9 millones de internautas que participan en las redes sociales tienen entre 16 y 30 años, el colectivo más vulnerable. Un informe realizado este verano por el hospital universitario Sainte-Justine de Montreal (Canadá) investigó los hábitos de 4.000 adolescentes de entre 12 y 16 años y reveló que «el uso excesivo de ciertos medios digitales en un año puede asociarse a síntomas depresivos».

La imagen distorsionada de la realidad que se proyecta en plataformas como Facebook, Instagram, YouTube o Twitter es la culpable de estos episodios de depresión, según los expertos. Para paliar este efecto, algunas de estas webs están intentando reducir la obsesión por la aceptación con distintas estrategias. Por ejemplo: no mostrar el número de likes en las publicaciones ni el número de reproducciones en los vídeos, como propuso hace poco Instagram, que desde julio está probando esta medida en siete países; o no mostrar la cifra de suscriptores, un cambio implementado desde septiembre por YouTube.