Han pasado 35 años, pero aquellos que lo vivieron tienen un recuerdo claro de cómo fue aquella madrugada entre el 3 y 4 de octubre de 1984

G. Vázquez
Periodista de La Voz de Galicia. Convencida de que siempre hay más que contar

Fue uno de esos fenómenos que ha quedado marcado en la memoria de los gallegos. Prácticamente todos los que vivieron la llegada del Hortensia aquel 3 de octubre de 1984 recuerdan este jueves, 35 años después, dónde se encontraban y cuáles fueron sus sensaciones.

Los lectores de La Voz de Galicia se han volcado en esta jornada a la hora de compartir sus recuerdos tanto a través de lavozdegalicia.es como en nuestros perfiles en las redes sociales.

«Recuerdo que mató a una persona. Mi hijo mayor iba al instituto en Zalaeta y quedó agarrado a un poste porque lo arrastraba el viento. Yo fui a trabajar cuando amainó algo», explica un lector desde A Coruña, que hace referencia a la víctima mortal que el Hortensia dejó en la Galicia. Benigno Garrido, de 77 años, perdió la vida tras el golpe de una teja. Hubo en total medio centenar de heridos en una noche complicada. El ciclón comenzó a soplar de madrugada y llegó a su punto más intenso a las nueve de la mañana del 4 de octubre.

«Recuerdo el día siguiente. Todo parecía desolación en calles por las que hubo que tansitar sorteando peligros derivados del Hortensia. Escaleras oscuras, oficinas sin luz...», relata una lectora desde A Coruña.

Un lector ferrolano, que se identifica como Morgan recuerda aquella noche de guardia en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol. «No vino nadie de noche. Únicamente una familia a la que se le había levantado el tejado. Tuvimos que ingresarlos a todos, pero no por enfermos, sino para que durmiesen en una cama», explica.

Los comentarios no dejan de sucederse en las redes sociales con motivo de estos 35 años del ciclón Hortensia.

José Ángel Ramos recuerda como «caían los árboles más grandes» en el parque coruñés de Santa Margarita. «Recuerdo que bajaba un señor en Vespa por la avenida de Finisterre y se tuvo que meter en la entrada de un portal porque lo tiraba el viento», comenta en el perfil de La Voz de Galicia en Facebook.

Otra lectora, Pepa Lorenzo, recuerda esa noche con «gran incertidumbre» sobre cuánto duraría el temporal: «me casaba a los tres días», explica.

A Mónica RM se le ha quedado grabada la potencia del viento, que dejó graves incidencias. «Yo era una niña y nunca lo olvidé. Tiró arboles centenarios y a nosotros nos volaron las persianas. Recuerdo a mi madre y una vecina tratando d impedir que volaran. Eran nuevas acababamos de mudarnos a esa casa, en la que aún vivo».

En los días previos se pidió a la población que no saliera de sus casas, y se suspendieron las clases y el transporte. Carmen Babío tiene grabado como el fuerte viento «tiraba una columna del garaje y caía sobre el coche recién comprado».

En el caso de Carmen González esa noche pasó en el hospital. «Acababa de dar a luz». Para María Casal también fue una experiencia imborrable. «Lo recuerdo como si fuese hoy mismo. No recuerdo otra igual», apunta.

Tati vio caer el muro de su vecino «como si fuese papel» y Fina Navarro se queda con cómo se sentía la fuerza del viento en un octavo piso: «Se movía toda la casa. Daba mucho miedo».

«Se movía toda la casa. Daba mucho miedo»

Javier Filgueira recuerda en el perfil de Facebook de La Voz de Galicia que estaba haciendo la mili. «Las chapas del tejado del cuartel volaban» y que el viento casi vuelca un coche. Fueron «todos agarraditos, en fila, para hacer el relevo a cada garita. Con los ojos en las chapas, que volaban y que rompieron alguna ventana. Imaginaros lo que es estar en una garita de 2x2 metros en lo alto del monte», relata.

A Chiqui Gutiérrez, el vendaval también le cogió haciendo el servicio militar. «Yo estaba en la mili en la Cruz Roja de Ourense. En el puesto de Cambeo, en Cole, salió el tejado por los aires».

A otros, el Hortensia les sorprendió en el mar. Pedro José Sánchez estaba embarcado. «En mi vida he visto muros de agua como aquellos. El barco quedaba en el aire algunos momentos. No se me olvidará nunca».

Sandra Espada conserva el momento grabado en su memoria a pesar de que solo tenía cinco años. «Recuerdo estar metida en casa con mi familia y oír el viento silbar. Las barracas del San Froilán estaban montadas y algunas las reventó. La montaña rusa, por ejemplo, que era la que mejor se veía desde mi barrio. Como recuerdo, permanece un árbol cerca de mi casa con el tronco torcido», comenta.

Esperamos tus comentarios. Queremos saber cómo viviste tú aquella noche en la que el ciclón Hortensia azotó Galicia.