La ONU alerta: la Tierra se dirige hacia un escenario sin precedentes

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

BIODIVERSA GALICIA

ANA GARCIA

El informe advierte que el aumento del nivel del mar podría alcanzar un metro a finales de siglo en el peor de los casos

06 nov 2019 . Actualizado a las 11:24 h.

El informe presentado por los científicos de Naciones Unidas sobre el estado de los océanos y la criosfera ha sido tan demoledor como se esperaba. En el texto han participado más de cien autores de 36 países, que han revisado alrededor de 7.000 publicaciones. Los investigadores del IPCC (Panel de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU) confirman el calentamiento global y sus efectos. Aseguran, por ejemplo, que las olas de calor marinas se han duplicado desde 1982. Actualmente hay una zona de aguas muy cálidas en el este del Pacífico que podría tener un enorme impacto económico, como ya ocurrió entre el 2014 y el 2016. El documento añade, además, que si el aumento de la temperatura llega a dos grados, la frecuencia de estos eventos extremos será veinte veces mayor.

Si la humanidad no soluciona su dependencia de los combustibles fósiles, la ciencia pinta un futuro con un planeta muy diferente al actual. En el mejor de los escenarios, el nivel del mar subirá entre 30 y 60 centímetros antes de que termine el siglo. En el escenario más pesimista sería de un metro.

El ritmo de crecimiento anual es de 3,6 centímetros pero se acelera. La expansión térmica representa la causa principal de aumento aunque en los últimos años se han sumado otras fuentes como el deshielo de Groenlandia, la Antártida y los grandes glaciares. Según el principio de Arquímedes el hielo que hay sobre el océano no tiene efectos, de la misma forma que un cubito que se derrite en un vaso de agua no aumenta su volumen.

La crecida del nivel del mar amenaza al diez por ciento de la población mundial, unos 700 millones de personas, que viven en las zonas costeras bajas. El litoral retrocede un metro por cada centímetro que sube. En Galicia desaparecería la zona de Beiramar, O Berbés y el puerto deportivo de Vigo. Otras puntos de la comunidad experimentarían un cambio radical. O Grove dejaría de ser una península y se convertiría en una isla. En A Coruña, los acantilados que custodian la torre de Hércules también quedarían sumergidos bajo el agua.

La subida del nivel del mar tiene otra cara, la marea ciclónica, que según los científicos podría golpear con frecuencia en las grandes ciudades. Por cada milibar de presión, el nivel del mar aumenta o disminuye un centímetro. En un día de invierno en el que llegase a la comunidad gallega una borrasca con una presión muy baja, como una ciclogénesis explosiva, el agua se adentraría en la costa con más fuerza de la que ya tiene hoy en día. El viento local y la marea astronómica le darían otro empujón. De esta forma, las inundaciones serían frecuentes.

El océano ha ejercido hasta ahora de gran aliado, asumiendo gran parte del dióxido de carbono y del calentamiento de origen antropogénico. Pero nada es gratis. Los científicos de la ONU confiesan que los mares están sufriendo daños irreversibles, como una progresiva acidificación.

Deshielo

En cuanto a la pérdida de hielo, el informe presentado ayer en Mónaco menciona que la región más vulnerable del mundo es el Ártico, donde el calentamiento se produce con más intensidad, debido a la retroalimentación positiva. Sin hielo, la región ártica absorbe radiación, cuando antes la devolvía.

Los valores mensuales de extensión del hielo marino disminuyen todos los meses del año y que su espesor no deja de menguar. El análisis considera que si el calentamiento global logra estabilizarse en 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales supondría que el hielo desaparecería del polo norte en el mes de septiembre solo una vez cada cien años. Sin embargo, con un calentamiento de dos grados o superior esa circunstancia se podría producir cada tres años.

La pérdida de hielo afectará a numerosos sectores y a las poblaciones del Ártico, que ya han ajustado sus patrones de desplazamiento. «Puede que, para muchas personas, el mar abierto, el Ártico, la Antártida y las zonas de alta montaña parezcan muy distantes, pero dependemos de esas regiones que inciden directa e indirectamente en nuestras vidas de formas muy diversas, por ejemplo en lo concerniente al tiempo y el clima, la alimentación, el agua, la energía, el comercio, el transporte, las actividades de ocio y turísticas, la salud, el bienestar, la cultura e incluso la identidad», ha manifestado Hoesung Lee, presidente del IPCC.

Metano

El trabajo de los científicos pone el foco sobre las consecuencias derivadas de la pérdida del permafrost o suelo helado. La línea latitudinal se está desplazando hacia el norte a un ritmo muy rápido. En los últimos cincuenta años se ha movido cien kilómetros aunque cada vez irá más rápido. Esto supone que hoy hay que desplazarse más hacia el norte para localizar un suelo que esté congelado, especialmente en verano, cuando el calentamiento es más intenso. El hecho de quedarse sin un suelo helado podría parecer un tema menor si no fuera porque este tipo de superficie contiene una gran cantidad de metano. En el hemisferio boreal la superficie helada cubre el 25 por ciento de las tierras emergidas y en zonas de Alaska la profundidad alcanza el kilómetro. Esto significa que la cantidad de materia orgánica que hay congelada es descomunal. Cada vez que el suelo se descongela, la materia orgánica inicia un proceso de descomposición y libera metano, un poderoso gas de efecto invernadero.