La lucha contra el alcohol en menores llega a las consultas gallegas de pediatría

Elisa Álvarez / Javier H. Rodríguez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Paco Rodríguez

Sanidade prepara un plan piloto para realizar test de detección de consumo en las revisiones de menores

29 nov 2019 . Actualizado a las 20:31 h.

Intervenir en un problema de salud pública de la magnitud del consumo de alcohol en menores. Ese es el objetivo de un proyecto piloto que prevé arrancar en un número limitado de centros de salud de Galicia a principios del 2020 para poder detectar a tiempo conductas peligrosas entre los adolescentes. No solo de alcohol, sino también de otras drogas y conductas adictivas sin sustancias, como son las redes sociales o los videojuegos.

Porque ninguna administración es ajena a las terribles cifras del alcohol en menores. El Estudes, el amplio informe que el Ministerio de Sanidad realiza entre jóvenes de entre 14 y 18 años, recoge en su última edición que el 76 % de los adolescentes de esa edad tomaron alcohol durante el último año, cuando por ley está prohibida su venta y consumo. La edad media de inicio se sitúa en los 14 años, con las terribles consecuencias que estas bebidas tienen en el desarrollo del cerebro del menor.

Detectar y actuar pronto, por lo tanto, es esencial. El proyecto que lidera la Universidade de Santiago y que cuenta con el amparo de pediatras de primaria y Sergas, a través de su Dirección Xeral de Asistencia Sanitaria, así como con la financiación del Ministerio de Sanidad, consistirá en un sistema de detección precoz y consejo breve para la prevención de adicciones en adolescentes, siempre voluntario para los usuarios. En la práctica se trata de una serie de test, validados a nivel internacional, que mediante unas preguntas sencillas permiten detectar conductas adictivas entre los adolescentes.

La Consellería de Sanidade es cauta. Asegura que es «un proyecto interesante que se está estudiando». E insiste en que se enmarcaría en su política de prevención del consumo de alcohol en menores. Lo cierto es que ya hay reuniones en las que se perfila esta herramienta. Porque hay aspectos que todavía deben aclararse: qué profesional (personal médico o de enfermería) hará el test; cómo se articulará el consejo breve; cómo enmarcar la presencia de los padres, ya que puede coartar a los niños; o en qué intervalo de edad se aplicará. De momento se baraja seleccionar una serie de centros de salud para aplicarlo en el primer cuatrimestre del año dentro del programa del niño sano, y después hacer una evaluación del funcionamiento para extenderlo a toda Galicia si los resultados son los esperados.

Como el proyecto, pionero en España, está financiado por el Ministerio de Sanidad también se trasladarán los resultados al departamento que dirige María Luisa Carcedo, para una posible implantación en otras autonomías.

La literatura científica ya cuenta con test validados para detectar adicciones. No solo al alcohol, sino a otras drogas o redes sociales. El del alcohol se llama Audit y consta de diez preguntas muy sencillas como la frecuencia con la que el menor no recuerda lo que ha pasado tras una noche de borrachera, o si tiene remordimientos por haber bebido.

Una medida ya barajada

Aunque en este caso el proyecto surge de la Facultad de Psicología de la Universidade de Santiago, lo cierto es que el Sergas lleva años hablando de esta posibilidad. Ya en el 2017, desde la Dirección Xeral de Saúde Pública se barajaba incorporar la problemática del alcohol en las revisiones pediátricas. Otra medida que se planteó era avisar a este profesional médico de referencia cada vez que un adolescente acude a urgencias por una intoxicación etílica.

La Xunta anunció en el 2016 que modificaría la actual ley de prevención del alcohol en menores, del año 2010, no solo para modificar aspectos relacionados con las bebidas alcohólicas sino para introducir otro tipo de adicciones, como el juego en Internet. Para ello creo grupos de trabajo pero de momento no ha habido avances. La Consellería alegó que espera a que el Ministerio haga lo propio con la ley estatal, ya que también va a modificarse.

Tato Vázquez: «Las medidas punitivas tienen una utilidad limitada»

El alcohol sigue siendo la sustancia psicoactiva más consumida -con diferencia- por menores seguido del cannabis y las drogas de diseño, en general derivadas de las anfetaminas. Más allá de los graves efectos sobre el organismo a medio y largo plazo que produce el alcoholismo, los expertos advierten de los riesgos que puede suponer a corto plazo: «Debemos recordar que aunque el alcohol en primera instancia resulta estimulante, luego pasa a ser un depresor que afecta también a la concepción del riesgo de los jóvenes», explica Tato Vázquez, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias y Urgencias (Semes). «Esto supone que bajo los efectos del alcohol pueden llevar a cabo cualquier temeridad sin valorar las consecuencias y, por ejemplo, sufrir un accidente», añade Vázquez. Es decir, el riesgo inmediato son las conductas asociadas al consumo.

El último estudio publicado por la revista Seapa ha arrojado luz sobre el prototipo de menor que es trasladado a urgencias por algún problema derivado del consumo de alcohol.

El perfil común del paciente que acudió a los servicios de urgencias del Hospital Central de Asturias -lugar donde se recopilaron los datos- fue el de un adolescente con intoxicación etílica aguda (IEA) que acudió en ambulancia, durante el fin de semana, en el turno de noche y que precisó vigilancia y control de síntomas derivados del consumo excesivo de alcohol. «Ese perfil es común al resto del Estado, a lo que añadiría que las edades aumentan a medida que avanza la noche», puntualiza Vázquez.

Aunque si hay que afinar un poco más el tiro, hay un perfil más concreto que se repite especialmente: un paciente de 17 años y sexo femenino, pero no tan significativo, ya que esa prevalencia femenina representa el 56 % de los pacientes atendidos.

Según la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanza Secundaria en España (Estudes 2016), la edad de inicio en el consumo de alcohol está en torno a los 14 años en ambos sexos y, además, la ingesta de alcohol de los adolescentes se caracteriza por un patrón de consumo intensivo, vinculado al ocio, como pretexto para las relaciones sociales y solo durante los fines de semana.

El protocolo cuando un menor con una intoxicación de ese estilo entra por las puertas de urgencias es sencillo. Llamar a sus responsables legales y tratarlos con suero. De ahí a unas pocas horas, el alcohol suele ser metabolizado por el cuerpo y se recuperan. Cuenta Vázquez que en ocasiones no resulta tan sencillo y que tienen que lidiar con alguno de los amigos que lo acompañan, que suelen asegurar que «no han bebido nada».

En cuanto a prevención, Tato Vázquez critica las medidas punitivas: «Solo funcionan hasta cierto punto, la solución realmente pasa por los ámbitos político, social y, sobre todo, educacional». Desde su punto de vista, «habrá que librar una larga batalla para transformar ese pensamiento tan arraigado en nuestra sociedad».