Galicia vuela alto con un simulador de vanguardia en un centro de Carral

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

SOCIEDAD

SANTI GARRIDO

La escuela coruñesa de pilotos AFN puso en marcha una cabina de Airbus 320 para los entrenamientos

14 sep 2019 . Actualizado a las 13:21 h.

Hay un gran simulador en Galicia que es muy real. Un simulador aéreo, la cabina de un Airbus 320 (uno de los aviones de medio radio más usados en el mundo, junto a los Boeing 737) que, con asombroso realismo (de eso se trata) permite a los pilotos y futuros pilotos entrenarse en condiciones de vuelo real, practicando sobre todo las emergencias que puedan darse en tierra o aire, y además en aeropuertos de todo el mundo, aunque los españoles y europeos sean los principales. No es, obviamente, un juguete, sino todo lo contrario: una máquina de altísima tecnología de las que existen pocas en España. Y fascinante en todo caso para personas ajenas a la aviación que comprueban, con muchos nervios (tal es la sensación que produce ponerse a sus mandos), cómo se maneja una aeronave en todas sus fases.

La escuela de pilotos Aeroflota del Noroeste (AFN), con base en Alvedro, es la responsable de este gran simulador, operativo desde hace pocas semanas en su centro de simuladores y aulas de Carral. No es el primero que tienen, pero sí el mejor con mucha diferencia. «No es habitual tener simuladores en España como este en las escuelas de vuelo», señala Ángel del Real, el instructor, veterano piloto de líneas aéreas, y que mientras enseña a levantar el vuelo hace que todo parezca demasiado fácil, sin serlo. Solo hay otros simuladores más complejos, los de las compañías (o de la empresa en la que lo alquilan, ya que son extremadamente caros), en los que los pilotos pasan exámenes cada seis meses.

AFN lleva ya 23 años formando centenares de pilotos que vuelan en compañías de todo el mundo (su licencia es válida para toda la UE, y en muchos otros países que la convalidan). Sus aviones de entrenamiento, monomotores y bimotores, son habituales en los cielos de la provincia, especialmente en la Costa da Morte. Su relación con los simuladores no es precisamente nueva, como relata su director, David Fernández. El primero ya es de 1997, un ATC 610 en el que se formó la primera promoción de alumnos, que fue sustituido en el 2012 por un entrenador avanzado, el BE-55. Aquella primera máquina fue donada al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt) de A Coruña, donde puede verse.

«Durante aquel período, el grueso de la formación instrumental de nuestros alumnos se apoyaba en el vuelo real. Un entorno como el nuestro, con todos los tipos de aproximaciones instrumentales y la interacción con tráfico comercial real con la intensidad justa como para no entorpecer el desarrollo de la formación, hizo que los simuladores pasasen siempre a un segundo plano en la escuela, pero esto cambió a partir del pasado año», explica el director.

Y cambió porque fue necesario dar el salto y adaptar el centro de formación al reto de las nuevas tecnologías y procedimientos instrumentales. De ahí la apertura del nuevo centro de simuladores de Carral, con más de 400 metros cuadrados. El primero en llegar fue el EN-1000, «una máquina certificada y homologada para reproducir, tanto un monomotor como un bimotor en sus versiones digitales y analógicas, incorporando todos los requisitos exigidos por las autoridades aeronáuticas para certificar a los alumnos en maniobras de salidas y aproximaciones vía satélite y el uso de tecnologías glass cockpit», señala.

 Y este 2019 le ha tocado la «alianza» con la empresa Mapupos, que está formada «por prestigiosos instructores de líneas aéreas especialistas principalmente en Airbus, y de su mano, que es de justicia agradecer, hemos incorporado nuestro simulador estrella, una increíble máquina certificada y homologada que simula el A-320 y donde nuestros alumnos culminan el curso sin necesidad de desplazarse a centros de simuladores ubicados en Madrid». Ya no hace falta salir de la provincia para cerrar el círculo de los futuros pilotos que salen de Galicia.