«Euphoria»: El hipnotizante mundo de las drogas y el instituto

SOCIEDAD

La producción de HBO aborda sin tapujos temas como las drogas, el porno y la ansiedad

15 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás la escena más comentada de esta serie es aquella en la que se muestran 30 penes en un vestuario masculino. Pero no es, ni de lejos, la más explícita de Euphoria, donde el porno, las drogas, las redes sociales y el sexo dejan de ser tabúes. De hecho, la narración de esta producción, en boca de Rue —interpretada por Zendaya—, una joven de 17 años adicta a los opiáceos, puede resultar incómoda para ciertos espectadores por su crudeza a la hora de abordar diferentes temáticas.

Recién salida de rehabilitación, el personaje cautiva por sus altibajos en su lucha personal contra las drogas, que ayudan a calmar sus ataques de ansiedad hasta dejarla «sin sentir nada», como si el mundo estuviera en silencio. Con una estética siempre cuidada, Rue consigue cautivar a los espectadores desde el minuto uno. 

Pero Euphoria es mucho más que el personaje de Zendaya. Así, cada capítulo aborda las historias personales del resto de personajes, como la Nate Jacobs, hijo del magnate del pueblo y prometedor sucesor de todo el imperio Jacobs. Los planes se tuercen para esta particular familia. Nate, educado desde pequeño para convertirse en líder lucha contra la ansiedad de no ser capaz de controlar absolutamente todo lo que ocurre a su alrededor. Su frustración se traduce en violencia, que no duda en descargar contra sus seres más preciados. Mientras mantiene su papel de capitán y macho alfa del instituto, Nate se enfrentará también a su faceta más oscura: aclarar sus inclinaciones sexuales. 

Escena en el vestuario masculino con Nate Jacobs en el centro
Escena en el vestuario masculino con Nate Jacobs en el centro

Sorprende también la espectacular interpretación de Barbie Ferreira, que en la serie hace el papel de Kat, una chica con sobrepeso que mientras es rechazada por eso en el instituto, triunfa en el mundo virtual, donde es una «diosa» con miles de fans. Cansada de ser siempre la amiga «gordita» y tímida que no consigue ligar, Kat sufrirá una transformación importante de su personalidad que la llevará a enfrentarse a un mundo hasta ahora desconocido para ella. 

En el caso opuesto está Cassie, etiquetada como la chica de cara y cuerpo bonito a la que un personaje llega a decirle que «quien te diga que te quiere para más que sexo, miente. Eres sosísima». Y lo cierto es que la imagen que da, hasta ese momento, es de dejarse ser un objeto, pero ella sabe que es mucho más que eso. Ese comentario la hará despertar y luchar por su integridad. Similar, pero diferente, su amiga Maddy, la «reina» del instituto que no es capaz de salir de una relación que sabe, de sobra, que es tóxica. Conocerá la soledad de ser la popular a la que todo el mundo o admira o tiene miedo. 

Y como todo drama adolescente, el amor juega un papel importante a lo largo de toda la serie. Eso sí, no seguirá los estándares conocidos hasta ahora. Euphoria hipnotiza y, como con las drogas, el espectador sentirá que necesita más al acabar sus ocho episodios.