«Decir que los gallos violan a las gallinas es una solemne estupidez»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ / REDACCIÓN

SOCIEDAD

maria pedreda

Los veterinarios tachan de absurda la denuncia de Almas Veganas, mientras que los colectivos veganos se desmarcan de las formas y consideran que este tipo de polémicas no les benefician y son irrespetuosas

10 sep 2019 . Actualizado a las 10:16 h.

Si los colectivos veganos están descontentos con la postura de Almas Veganas sobre la crianza de las gallinas, entre los veterinarios la indignación es mucho mayor. Aunque los colegios no quieren emitir posturas oficiales, a nivel particular los profesionales dejan clara su postura. Alberto Carreras, veterinario de As Nogais, asegura que «como profesional es estúpido pensar que la reproducción de una especie es una violación. Las gallinas siguen existiendo en el mundo porque se reproducen con los gallos. No es de hoy, es de toda la historia. La especie que no se reproduce es una especie que desaparece. Decir que hay que apartar las gallinas de los gallos porque las violan me parece una solemne estupidez».

A su juicio, otorgar a los animales cualidades humanas es uno de los problemas de la sociedad actual. «Se han hecho muchas películas de animales que hablan y que parece que tengan relaciones como los humanos. El único animal racional que hay en el planeta somos nosotros, el resto son irracionales y viven exclusivamente para reproducirse». Por otra parte, Carreras recuerda que las granjas nacieron para cubrir la necesidad de alimentar a la población. «Criamos animales porque necesitamos alimentarnos y somos siete mil millones de personas. Es verdad que el sistema de producción hay que controlarlo, y hay que aceptar que hemos hecho cosas mal pero siempre ha sido para tener más rendimiento en el trabajo de los ganaderos y agricultores».

Asegura que en un mundo totalmente vegano «habría especies y razas que desaparecerían, y luego vendría algún iluminado y diría ‘pues qué pena’ y ‘esto habría que recuperarlo’». Para este veterinario, la palabra coherencia habría que ponerla más en práctica. «Decimos ‘no quiero contaminar’, pero voy en coche o escribo en papel. Seamos coherentes. Necesitamos comer todos los días, y algunos de ellos tendrá que ser proteína. ¿Los veganos pretenden vivir solo de proteína vegetal? ¿Y cuando se acabe el maíz, qué comeremos? Tiene que haber un equilibrio, y si no queremos que el mundo siga necesitando tanto alimento alguien puede proponer hacer una castración de todos los machos del mundo, empezando por el hombre. Yo no me apunto».

«Es imposible al cien por cien no dañar a otras especies»

En Galicia, el porcentaje de población vegetariana o vegana aumentó en un 6.000 % en una década hasta alcanzar cerca del 8 %. Esta filosofía de vida, que unos adoptan solo en su dieta y otros llevan hasta sus últimas consecuencias, ha sido noticia estos últimos días por el polémico vídeo del colectivo Almas Veganas, que denunciaba el modo de crianza de gallinas en algunas granjas en las que, aseguraban, las aves eran violadas por los gallos cuando se juntaban machos y hembras.

Alrededor de la polémica han surgido chistes, debates y un cierto malestar en el colectivo vegano, que considera que este tipo de controversias solo consiguen distorsionar la idea que la sociedad tiene del veganismo. Manuel Rolán, del Caserío da Castiñeira, considera que «se cazan más moscas con miel que con vinagre», y cree que es más importante «ir haciendo labor de concienciación y divulgación para que la gente vea que se puede comer rico y sano siendo vegano». Recuerda que «no podemos juzgar a los demás porque están comiendo animales pero no pensar qué otras implicaciones tiene la vida que llevo. No tenemos que irnos todo al blanco o al negro, porque si no podemos preguntarnos también de dónde vienen los móviles que utilizo o si consumo lo más barato a costa de la explotación de otra gente». Añade también que «en esta sociedad es imposible al cien por cien no dañar a otras personas o animales, por eso hay que intentar buscar la máxima coherencia y ser humilde».

Rolán es consciente de que «dentro del veganismo hay gente que lo es más por estética o por tendencia, porque ha visto a Beyoncé comer vegano; y otra gente que va más allá». Pero, en general, para este empresario de turismo rural ser vegano es «intentar elegir siempre la manera de comer, vestir o vivir que no dañe innecesariamente a otros animales».

Reconoce también que «cada uno intenta llegar al objetivo de una manera, pero imagina que nosotros, que vivimos en un concello ganadero, si nos ponemos en plan militante en contra de todos nuestros vecinos no íbamos a conseguir nada». «Muchas veces —reflexiona— cuando vas así estás haciendo que los otros se reafirmen en sus posturas, en vez de ayudarlos a ver que hay otras alternativas económicas».

Por su parte, los colectivos animalistas reconocen que no están de acuerdo con la estrategia de Almas Veganas, sobre todo en la forma. «Nosotros, como animalistas, queremos promover la alimentación 100 % vegetal, pero desde una perspectiva más positiva —explica Rubén Pérez, del colectivo Libera—. Entendemos que atacando al consumidor no se logra nada, porque genera un rechazo. Lo que sucedió con ese vídeo fue que la forma de expresarlo, el relato, quizá no se corresponde con lo que puede buscar el público en su conjunto. Aunque puede que tengan razón en el fondo, porque la industria avícola, cárnica, láctea, e incluso la pesca, son industrias de una enorme crueldad por el sistema intensivo que deja de lado el bienestar animal en pos de una mayor productividad».

Para el representante de Libera, estas polémicas no hacen ningún bien porque «las formas son las que hacen que se tienda a la ridiculización». «La gente se hace vegana por motivos de defensa de los animales —afirma—, pero también los hay que se hacen por motivos de salud, o incluso religiosos. Es un mundo muy diverso, muy transversal y muy plural, y ahí es donde quizás el relato y el discurso tiene que ir directo a seducir».

Apuesta por el respeto

Tampoco los colectivos veganos a nivel nacional aprueban este tipo de polémicas. La Unión Vegetariana Española confiesa que ha tenido un aluvión de llamadas por este tema y subraya la necesidad de difundir la idea del respeto. «Mi posición —explica Isabel, miembro de la asociación— es que hay que respetar mucho, a cualquier ser vivo, incluyendo a cualquier ser humano, todo origen de vida. Respecto al tema de la violación, enfocado de esa manera lo único que conseguimos es causar rechazo. Yo no orientaría esa postura así, intentaría hacerlo de una manera más respetuosa intentando hacer entender. Lo que tiene que quedar claro es que, si tengo que optar, prefiero gallinas camperas, criadas en libertad, antes que las que están en jaula. Las cosas mal enfocadas nos hacen más daño que bien. Desde la asociación somos respetuosos y no entramos en polémica».

Esta vegana considera que hay que tener cuidado con la idea que se proyecta. «Para un vegano lo ideal sería que todo el mundo dejara de comer carne —afirma—, pero nosotros consideramos que si una persona decide reducirla solo un día a la semana eso ya es un gran paso. Se puede llegar a muchas más personas de otra manera. Tenemos que tener más cuidado que otro colectivo y con estas cosas no se hace mucho bien al veganismo».