Cuando ya se iba a jubilar, Ruth se topó con la Unidad de psiquiatría infanto-juvenil del Clínico. «Conocí a los niños que padecían enfermedades mentales y me llegaron al alma. Es una enfermedad incómoda, que no gusta, alborotadora, bulliciosa, descolocante, muy difícil. Cinco niños necesitan más atención que cincuenta o cuarenta de otro tipo de enfermedades. Me llegaron al corazón. Las madres vivían con esa angustia desesperada de ‘cando nos faltemos que vai ser dos nosos fillos’». Ahora Anxiños tiene la casa por la que lucharon desde hace muchos años, y también «el paraguas del respeto y el apoyo de la Sanidad». Por eso valoran que Luz Casal «nos de un dinero para poder contar con los mejores profesionales y seguir nuestro camino con buen pie».
El mismo agradecimiento sale del corazón de Asanog, un colectivo creado por padres de niños con cáncer. «Tenemos muchísimos proyectos -explica su presidente, Gonzalo Autrán-, porque aspiramos a tener personal nuestro en los tres hospitales gallegos, trabajando con las familias y con los niños». Él y otros seis padres que pasaron por la dura situación de tener un hijo con cáncer quieren ayudar a quienes reciben «la peor bofetada que te puede dar la vida». «Yo siempre digo que hay que ser positivos -asegura-. A mí me dijeron que no había solución, yo dije que sí, y al final la hubo».