«No se me ocurrió darle el pecho antes de la ceremonia, llevaba horas sin verme, con mucho jaleo y pasando de una mano a otra, con calor... Llegué del brazo de mi padre, bailando y saludando a tope y ella, en brazos de mi madre, que no entendía por qué me ponía de espaldas sin achucharla un poco, empezó a llorar. Mi madre se levantó para calmarla y empezó a alejarse para que no «molestase»... pero yo no podía hablar de amor escuchando el llanto de mi hija, así que sin pensarlo demasiado, cogí a mi peque, que nada más agarrarse a mí pedía teta... y eso hice. Dos minutos, mientras todos estábamos ya tranquilos escuchando la ceremonia, dos minutos de tetis, tres achuchones y todos felices», decía Mayris en su post.
Aclara que lo importante es el respeto y por eso no entiende la polémica que ha suscitado: «¡Lo que me tiene fascinada es tanto revuelo por ná! ¡Cada uno hace lo que puede! Yo tendría que haberlo planificado y haberle dado antes pero no se me ocurrió! Es lo que tiene organizar una boda en tres semanas. Hago todo lo que puedo y con amor, mucho amor. Solo pediría que se respetase una opción que para nosotros es natural y cotidiana (hemos intentado que tome biberón por activa y por pasiva para ocasiones puntuales y no ha habido tu tía!. Me parecen todas las opciones muy respetables y maravillosas. Para nosotros la lactancia no es solo alimento, es consuelo y tranquilidad y nos gusta y nos funciona y nos llena de amor».