La «instagramer» Liliana Herrero, sobre los baños en Monte Neme: «No hay que jugarse la vida por unos 'likes'»

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

SOCIEDAD

ANA GARCÍA

Esta apasionada de la moda, que se hizo fotos junto a las balsas de agua color turquesa, reflexiona sobre el uso de las redes sociales

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La instagramer Liliana Herrero Alfeirán, @lyliseyes en las redes sociales, se hizo una sesión de fotos el mes pasado junto a la balsa de aguas tóxicas color turquesa de la mina abandonada de Monte Neme, entre Carballo y Malpica. Sabía a dónde iba, no se le ocurrió quitarse la ropa, ni siquiera las alpargatas que llevaba calzadas, y mucho menos meterse en el agua, pero eso no la ha librado de que su imagen se prestase a todo tipo de críticas, incluso con carácter insultante.

«Mi madre es de Malpica y yo fui avisada de no tocar el agua ni nada por el estilo. Tampoco es que haya mucha señalización, simplemente es un lugar abandonado. Está el tema del agua y las reacciones que da, pero no se trata de Monte Neme, sino de gente que está poniendo en peligro su vida, haciéndose fotos en barandillas, edificios, al borde de precipicios... Yo creo que no todo vale, y menos jugarse la vida, por unos likes o por aumentar seguidores. Se está desfasando mucho y distorsionando lo que es una herramienta, como un electrodoméstico, que se puede usar bien o mal. Se nos mete a todos en el mismo saco y eso no nos favorece a la gente para la que es una buena plataforma, porque tiene un negocio o por lo que sea.

Liliana tiene 39 años, se licenció en Derecho -fue de las primeras de su promoción-, está preparando oposiciones a la Xunta y también estudió moda, que es su gran pasión. «Parece que tenemos que estar siempre justificándonos, y no es así. Tengo un perfil público y cuidado, porque me puede reportar unos ingresos extra o, simplemente, porque quiero. Para fotografiar una prenda de moda no necesito ir a un sitio paradisíaco, ni jugarme la vida. Parece que los instagramers o los influencers -que yo no soy nadie, soy una persona normal y corriente que tiene 24.000 seguidores- llevamos una vida a tope, una vida de lujo. Y no es oro todo lo que reluce, ni nos hacemos millonarios. Tampoco por un comportamiento irresponsable se puede decir que todos somos unos irresponsables», asegura Liliana, que básicamente muestra maneras de vestir bien sin gastar grandes cantidades de dinero.

«Parece que todo se basa en postureo, en aparentar, en demostrar una vida que no se tiene, cuando en algunos casos hay mucho trabajo detrás, pagas sesiones de fotos a profesionales...», explica esta apasionada de la moda, que personalmente no se queja, porque no tiene haters, ni recibe «faltas de respeto a nivel sexual», pero tampoco concibe el uso de las redes sociales por ejemplo para ligar. «Yo viví la época en la que te llamaban a casa, esa era la forma de ligar. Me asusta que una persona me hable y no saben quién es. Nunca he quedado con nadie ni nada parecido a través de las redes», señala Liliana, quien detrás de las críticas destructivas ve «mucha frustración y mucho tiempo libre», porque esto es como la televisión multicanal: «si no te gusta, cambia».