Aproximadamente una de cada cinco mujeres tendrá un problema de deseo sexual hipoactivo a lo largo de su vida, clínicamente diagnosticable. «Cuando la mujer percibe una falta de interés, de impulso y una falta de fantasía en relación con la sexualidad que no está vinculada únicamente con su pareja. Ahí está la clave. A veces, se confunde con un problema de pareja, pero son cosas distintas», aclara el doctor San Martín.
«Habrá que tener en cuenta como en nuestra sociedad sigue estando legitimada la mirada androcéntrica y mecanicista de la sexualidad, donde la construcción del imaginario del hombre está centrada en la performance numérica y la construcción del imaginario de la mujer como objeto de deseo. Cuando el deseo sexual se convierte en un producto de mercado, añadido a la creencia de que tiene que ser espontáneo, conlleva a que la autoestima de la mujer está sujeta a sentirse atractiva y deseada, y a sentir malestar y angustia si no lo consigue, o a sentirse culpable de no satisfacer al otro», recalca Purificación Leal.