El fenómeno que inundó Ourense y Navarra

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Una situación meteorológica explosiva, herencia de este año anómalo, explica las fuertes trombas de agua

09 jul 2019 . Actualizado a las 16:39 h.

Para entender el episodio de lluvias torrenciales que colapsaron Ourense y Navarra hay que retroceder unos meses. Desde el pasado invierno, la corriente en chorro ha estado circulando de forma meridional, creando meandros de aire cálido y frío. Las situaciones de temperaturas por encima y por debajo de la media se han estado sucediendo de forma ininterrumpida. Sin embargo, en junio la configuración atmosférica quedó bloqueada, de forma que el aire frío se instaló al oeste de la Península, bloqueando el paso del anticiclón de las Azores y generando una DANA tras otra (Depresión Aislada en Niveles Altos), también llamada Gota fría. 

Precisamente, uno de estos sistemas de bajas presiones situado al oeste de Galicia, cuyos vientos giran en contra de las agujas del reloj, impulsó el aire africano hacia Europa, dejando al mismo tiempo a Galicia al margen de las temperaturas extremas. En lugar de calor, el tiempo en la comunidad gallega ha sido húmedo y en algunos momentos fresco. 

La semana pasada, el sistema de altas presiones comenzó a irrumpir en los mapas, permitiendo que hubiese aire cálido en superficie. El problema es que la DANA al oeste de Galicia inyectaba aire gélido en las capas altas de la atmósfera. La combinación de esas masas de aire de diferente temperatura generó la pasada semana el primer episodio de tormentas, con más de tres mil rayos en una tarde y descargando además intenso granizo que provocó desperfectos en Lalín y en varias localidades de la provincia de Lugo. 

En las últimas horas, la gota fría se ha desplazado hacia el este penínsular. Este movimiento ha tenido dos consecuencias. La primera que Galicia recupere poco a poco la estabilidad. Esta semana regresa el tiempo seco y cálido, con máximas por encima de los treinta grados.

Pero el aire frío que iba de la mano de la DANA ha generado potentes sistemas tormentosos, en forma de nubes de desarrollo vertical o cumulonimbos, que han descargado mucha agua en poco tiempo, hasta 158,9 litros por metro cuadrado en Getadar o Guetadar y 95,7 mm en Tafalla. El aire tan cálido que ha permanecido como consecuencia de la última ola de calor sobre la Península ha sido uno de los ingredientes fundamentales de que se formase una situación explosiva, con lluvias de carácter convectivo que descargaron tanta lluvia en pocos minutos, desbordando los ríos y produciendo intensas inundaciones.

«En Ourense la zona más afectada fue la de Monterrei y en Navarra la de Tafalla. Las tormentas son fenómenos de naturaleza muy local y la mayor afectación se produce por una concatenación de factores como la presencia de laderas que activen las tormentas y la descarga local en puntos de aguas por encima de las poblaciones», explica Juan Taboada, de MeteoGalicia.  

Lluvias extremas y cambio climático

Este episodio en concreto no se puede asociar al calentamiento global de origen antropogénico. Pero los elementos que permitieron que ocurriesen, como la ola de calor, sí. Por otra parte, en el contexto de aumento de la temperatura media del planeta, este tipo de fenómenos serán más frecuentes e intensos. «Este tipo de situaciones se vuelven más probables. Como ejemplo podemos decir que un fenómeno similar al de ayer en Monterrei sucedió el año pasado en Xunqueira de Espadanedo. Además este año está siendo muy anómalo, con una gran variabilidad y una circulación muy meridional en el hemisferio norte que ha provocado la presencia de numerosas zonas de aire frío más al sur de lo habitual en este época del año en el Atlántico y aire cálido afectando a áreas del Mediterráneo. La mezcla de esas masas de aire está provocando esta secuencia de fenómenos tormentosos de carácter torrencial», confirma Taboada.