Miguel Ángel Silvestre pasa en uno de los momentos más dulces de su carrera. Después de convertirse en ídolo de masas por su papel en Sin tetas no hay paraíso, personaje por el que recibió entre otros, un premio Ondas, el actor confesaba hace poco que pasó duros momentos personales y profesionales. El valenciano iba para tenista, pero una lesión le frenó sus aspiraciones como deportista por lo que tuvo que reconducir su vida hacia la interpretación. «La vida me regaló la posibilidad otro sueño, le quiero dedicar este premio a todas las personas que han perseguido un sueño y no lo han conseguido y decirles que estén tranquilos y que tengan paciencia porque la vida tiene un sueño guardado para ellos en cualquier esquina», confesaba muy emocionado al recoger ese reconocimiento.
Tras la muerte de su personaje en la exitosa serie de Telecinco, Miguel Ángel Silvestre participó en la película de Pedro Almódovar Los amantes pasajeros y en el 2013 regresaba a la televisión encarnando a Alberto Márquez en Velvet, que abandonó para probar suerte en Sense8. Hace unos meses confesaba en una entrevista en El Mundo cuando le llegó el papel para una de las series estrella de Netflix «estaba en un mal momento de mi vida, había dormido dos horas por un problema personal... estaba mal. Mi representante me convenció para ir a la prueba, al fin y al cabo estaba en Los Ángeles haciendo lo que siempre había querido». Miguel Ángel Silvestre asegura que «que el mal momento personal me ayudó en el cásting, porque después de hacerlo las Wachowski querían verme en Londres. ¡Salí de ahí convencido de que me lo daban, pero tardaron un mes! Dejé Madrid para irme a vivir a Los Ángeles y ahí empezó todo».