«Al encontrarse en esta situación -explica la sentencia- en el lugar recóndito y angosto descrito, con una sola salida, rodeada por cinco varones, de edades muy superiores y fuerte complexión, conseguida conforme a lo pretendido y deseado por los procesados y querida por estos, la denunciante se sintió impresionada y sin capacidad de reacción».
Lo que viene después también está descrito. Le desabrocharon la riñonera, le quitaron el sujetador, el jersey que llevaba a la cintura, le bajaron los leggins y el tanga. «‘La denunciante’ sintió un intenso agobio y desasosiego, que le produjo estupor y le hizo adoptar una actitud de sometimiento y pasividad, determinándole a hacer lo que los procesados decían que hiciera, manteniendo la mayor parte del tiempo los ojos cerrados», afirma el texto.