Cuando Galicia se quedó sin ventiladores

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

PILI PROL

La ola de calor del año 2003 dejó 70.000 muertos en toda Europa

30 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La ola de calor de la que tanto se habla estos días, que tiene en alerta a 38 provincias españolas y derrite el norte de Europa, ha hecho que se extremen las precauciones. Nadie quiere vivir un nuevo 2003. Las altas temperaturas llevaron ese año a un colapso que terminó con 70.000 muertos en el Viejo Continente.

Pero, ¿qué hay de Galicia? Porque, entonces, no fue ni el refugio ni el oasis. Justo los veinte días anteriores a la entrada oficial del verano del 2003, los termómetros gallegos marcaron temperaturas máximas diez grados por encima de la media climática del sexto mes del año. El récord se batió en Pontevedra con 39 grados a mediados de junio. Aunque lo peor, llegó en agosto. Solo con acudir a las páginas de La Voz de Galicia de aquellos días, podemos hacernos una idea de lo que se vivió. «Santiago alcanza la temperatura más alta de los últimos años, 38 grados» (7 de agosto del 2003), «Ourense, desierto por el día y lleno de vida por la noche. Hace tanto calor que ni las palomas aguantan», «Vigo no vivía una ola similar desde los años treinta» son algunos de los titulares que se recogieron entonces. Galicia batió el récord de temperaturas de los últimos cien años con los 42,9 grados de Ourense. También Ferrol pulverizó su registro histórico.

Mientras, la gente formaba colas, literalmente, para lograr paliar los efectos de la ola de calor. 400 ventiladores diarios vendieron los grandes almacenes vigueses. Si no se hubieran agotado las existencias, las ventas de climatizadores habrían aumentado un 800 % ese verano del 2003.

Las consecuencias también fueron desastrosas. La ola de calor dejó 100 millones en pérdidas en el campo gallego. En dos semanas murieron 1,9 millones de pollos por asfixia. Las altas temperaturas y la humedad redujeron en un 30 % la producción de vino. Ese año tuvo lugar un adelanto histórico de la vendimia. Cada vaca produjo 2,5 litros menos de leche por día. El precio del kilo de conejo se disparó y la asociación Cunigalicia lanzó la alerta por los altos niveles de mortandad de las granjas. Aumentaron los casos de muerte súbita porcina y la cosecha de patatas «estase a queimar», denunciaban. As Pontes fue la central que más energía produjo en España para abastecer el récord de demanda de electricidad. El consumo aumentó más de un 15 %. Al mismo tiempo, Francia tuvo que hacer un llamamiento a sus ciudadanos para que apagaran el aire acondicionado.

Galicia sufrió un espectacular aumento de la mortalidad. Se registraron un 30 % más de fallecimientos ese verano.