Paula ha logrado cambiar su nombre y sexo en el DNI con solo nueve años

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Ramón Leiro

Es la pequeña trans que lo consigue con menor edad; hay autonomías que no lo conceden hasta los 18 años de edad

22 jun 2019 . Actualizado a las 12:10 h.

«Con seis añitos me dijo que era una niña, me entró miedo porque no sabía nada de la transexualidad, hasta que llegué a Arelas y me ayudaron muchísimo». Así explica Mónica Rodríguez cómo empezó el proceso de su hija Paula, que con tan solo nueve años acaba de conseguir que un juez autorice su cambio de nombre y sexo en el DNI. Es la pequeña gallega que lo ha conseguido antes, y de hecho hay comunidades en donde ningún menor trans logra que le autoricen el cambio de sexo.

Desde el año 2007 hay una ley estatal que permite el cambio de nombre y sexo en el registro civil a los adultos trans que demuestren dos años de tratamiento. Pero los menores están en el limbo en esta legislación. Hasta tal punto que el Supremo ha presentado ante el Constitucional un requerimiento para que le aclare si es constitucional excluir a los menores de edad de este derecho, aún pendiente de resolución.

En Galicia desde hace unos años se concede el cambio de nombre. Hace dos y medio un menor de Valencia logró también que se reconociese su sexo sentido en el DNI, así que Cristina Palacios, presidenta de la asociación de familias de menores trans, Arelas, no se lo pensó. «El primero en Galicia fue Pablo, un chico de 15 años, pero nunca lo habían concedido a una niña tan pequeña, hay en autonomías que ni con 9 ni con 16».

Poder contar con un DNI que recoge la identidad sentida no es baladí. Lo cuenta Mónica, «mi hija hace gimnasia rítmica y si no le autorizasen el cambio de sexo tendría que competir en categoría masculina, algo que para ella no es una opción, evidentemente». De hecho, su familia sospecha que cuando arranque la temporada será la primera gimnasta trans de España.

Aunque no es lo habitual, Paula no ha tenido ningún problema en su entorno. Amigos, colegio, compañeros de gimnasia, «todos la aceptaron perfectamente», cuenta Mónica. Al principio en el centro educativo se sentían un poco reacios a que hiciese el tránsito tan pronto, «pero después no hubo ningún problema, los profes bien, los niños bien, en gimnasia la recibieron con mucho cariño... Hemos tenido muchísima suerte y no es lo normal», admite la madre de Paula.

Quizás, el hecho de que sea pequeña ha favorecido este entendimiento. Y es que los niños no saben lo que son los prejuicios, «son mentes abiertas -explica Mónica- les dices,‘‘esta persona que antes tenía este nombre ahora se va a llamar Paula y es una niña’’, y responden: ‘‘ah vale, pues perfecto’’».

Una laguna legal

Paula y su familia lo consiguieron, pero la demanda de esta asociación va más allá. «El proceso depende del juzgado, del juez y del fiscal, en la ley no están reflejados los menores por lo que depende del criterio de estos profesionales», cuenta Mónica. Es por eso que reclaman un cambio en la ley, para que incluya también el derecho de los menores a cambiar en el registro tanto su nombre como su sexo. Miguel Vieito, jurista, ha llevado estos procesos de solicitud ante los registros civiles de Galicia, y asegura que se produce una discriminación en el caso de los menores, «as recomendacións da ONU e da UE van por incluír aos menores, ao fin e ao cabo é discriminatorio que un menor trans estea condenado a ter que dar explicacións ata os 18 da súa discordancia. Non é xusto», apunta.

El problema es que ahora existe mucha discrecionalidad, ya que la autorización depende de cómo se interpreten varias normas, por lo que hay juzgados que conceden el cambio y otros que no, normalmente al recurrir la fiscalía. «Temos casos exitosos e tamén casos denegatorios», lamenta Vieito. Por eso piden el fin de una aleatoriedad «que nin a nós nin ao sistema xurídico lle gusta», cuenta este jurista. Porque los menores trans tienen los mismos derechos que los adultos.