El «sustazo» que ha llevado a Álex Lequio al hospital

Mónica Pérez
M. Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El hijo de Ana Obregón ha anunciado él mismo a través de las redes sociales su ingreso

19 jun 2019 . Actualizado a las 18:33 h.

Álex Lequio se encuentra de nuevo ingresado en el hospital. Él mismo ha explicado a través de las redes sociales que un «sustazo» le ha obligado a ser hospitalizado. Aunque últimamente todo parecía ir bien y su salud evolucionaba bien tras serle detectado hace más de un año un cáncer por el que recibió parte del tratamiento en Nueva York, el hijo de Ana Obregón ha sido ingresado, aunque asegura que «no es nada grave». «Suelo ser la personificación de la alegría con patas cuando toca visita espontánea al hogar de las batas-blancas y maquinitas-que-no-se-callan pero hoy me da especial tristeza porque he colaborado con @polarmarketingroup en la maravillosa organización de un evento benéfico sin igual -la quinta colección de beauty art que organiza la clinica @smylife_es con la #FundacionPadreAngel- y no voy a poder ir», comenzaba escribiendo en su perfil de Instagram.

«Sabéis que soy muy poco dramático cuando los contratiempos únicamente me conciernen a mí pero en esta ocasión me da mucha pena no poder estar apoyando físicamente porque el evento va de ayudar a otras personas. No es nada grave y mi familia está conmigo, pero me da pena y ya sabéis que cualquier susto cuando estás en la ‘zona de riesgo’ es un sustazo y hay que hacérselo ver. En noviembre organizaremos la subasta de todas las Venus que han diseñado los diferentes artistas en el #museothyssen y allí estaré apoyando la causa como ya sabéis que hago siempre. Toda la recaudación irá destinada a la #fundacionpadreangel. Un saludo a tod@s los medios que me habéis escrito por privado y muchas gracias por entenderlo», terminaba junto a una fotografía en la cama del hospital. 

La trágica noticia se conocía a finales de marzo del 2018, cuando la revista Diez Minutos publicaba unas fotografías de Álex Lequio, junto a su novia de entonces, su madre y su padre entrando en un hospital de Nueva York especializado en el tratamiento de cáncer, el Memorial Sloan Kettering Cancer Center. Durante meses, lo que le sucedía a Álex Lequio estuvo rodeado de un gran secretismo. «No voy a hablar. Lo estamos llevando todo en silencio», declaraba en aquel momento el joven a El Español

Fue en un acto en el que en un principio se habló de que Álex Lequio podría asistir, ya que lo organizaba su empresa, cuando su padre, Alessandro Lequio, puso nombre a la enfermedad que sufría y explicaba además los motivos por los que habían tomado la decisión de que se tratase de la enfermedad en Estados Unidos. «Por su edad, hemos preferido que esté en las mejores manos y las mejores manos encima son las de un español, Josep Baselga. Y es algo que debería llenarnos a todos de orgullo», aseguraba. «El cáncer es un tratamiento largo y penoso en el que no hay novedades ni evolución hasta que todo termina. Es una enfermedad larga y dura», terminaba. 

Se terminaban así meses de total hermetismo entorno a la salud del joven que en octubre reaparecía en público muy animado y optimista, algo que ha seguido haciendo desde entonces. «Muchas gracias por venir. Estoy muy agradecido por todo el apoyo. Y nada... ánimo a todos los luchadores. Gracias de corazón», aseguraba. «No hay que dramatizar», declaraba en una entrevista en la revista ¡Hola! hace unos meses. «El cáncer no es sinonimo de fatalismo y muerte, sino al revés: es sinónimo de vida», añadía. Incluso bromeaba con su cambio físico: «A mí, mirarme al espejo y parecer un reptil me hace gracia. Pero entiendo que haya gente que igual ese cambio físico le pueda impactar». 

También su madre, Ana Obregón, que lo dejó todo para acompañar a su hijo en tan duro trance, ha hablado abiertamente de cómo afrontan la enfermedad. «Cuando el médico me dice "su hijo tiene un tumor", es como si se hubiera bajado de repente el telón de mi vida», explicaba en ¡Hola!. «Me pasé toda la noche llorando sentada al lado de mi hijo dormido», explicaba. Y tres días después se confirmaba el fatal diagnóstico: «Era maligno y, además, de un tipo del que había muy pocos casos en el mundo. Desde ese momento supe que yo ya no podía desmoronarme». La bióloga y presentadora fue muy clara en cómo habían afrontado la enfermedad: «Mi hijo llegó a preguntarme si se iba a morir», confesaba en Volverte a ver, el programa que presenta Carlos Sobera en Telecinco