Los psicólogos alertan sobre los maltratos ocultos a personas mayores: abuso de medicamentos y tratarlos como niños
SOCIEDAD
La administración excesiva de fármacos, el aprovechamiento de sus recursos económicos y quitarles derechos al infantilizarlos son solo algunos ejemplos que plantean los expertos
14 jun 2019 . Actualizado a las 11:20 h.El respeto es uno de los principios básicos para saber tratar a las personas de la tercera edad. Pero hay muchas personas que, en lugar de eso, se aprovecha de su condición de dependientes, bien por limitaciones en la movilidad o por disminución de sus capacidades psíquicas por enfermedades como el alzhéimer. Es en este contexto donde aparecen maltratos a este colectivo que, la mayoría de las veces, pasan desapercibidos para el resto de la sociedad. Así lo ha alertado el Grupo de Trabajo de Envejecimiento del Colegio Oficial de Psicólogos de Murcia, que identifica como maltrato «sutil» e «inadvertido» acciones como la administración abusiva de medicamentos, el aprovechamiento de sus recursos económicos o quitarles derechos al tratarlos como si fueran niños pequeños. El 15 de junio se celebra el Día Internacional de la Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato en la Vejez, efemérides para el que el Consejo de Colegios Oficiales de Psicología de España ha preparado un manifiesto para poner fin a este tipo de abusos.
Sonia Gayoso Requejo, miembro de este grupo y coordinadora del Grupo de Neurociencia y psicóloga de la Asociación de familiares y enfermos de Alzheimer y otras demencias neurodegenerativas (AFAL), señala que, hasta hace un tiempo, los propios profesionales que trabajan en el ámbito del envejecimiento solo hablaban del maltrato físico y psicológico. Sin embargo, explica que en los últimos años se han dado cuento de que el maltrato a este colectivo aborda «algo más» y existen muchos tipos. «Yo misma me asombro y cada día descubro algún tipo de maltrato nuevo», explica Gayoso, que señala que el maltrato no es solo lo que se puede percibir desde fuera, sino que incluye todo lo que haga sentir mal a la víctima.
Destaca precisamente el abuso farmacológico que muchos familiares hacen sobre los ancianos, que consiste en usar la medicación de forma «abusiva» para tener controlada a una persona, para que no se mueva tanto, para que no sea tan hiperactiva o, al contrario, para estimularla porque está muy dormida. En estos casos, lamenta que se usa la farmocología de forma «no adecuada», teniendo como resultado que la mayoría de los mayores están «polimedicados».
Muchas veces las propias familias piden a los profesionales médicos recetas que son «innecesarias» para las patologías que presentan los ancianos. Alegan que «están muy agitados, que no duermen o que necesitan un control constante», dice Gayoso, quien explica que esas personas mayores, a lo mejor, «han sido toda su vida así, inquietos o con mucha actividad», lo que implica estar más pendientes de ellos pero no que sea una patología que requiere medicación.
Quitar derechos a los mayores
Otro tipo de maltrato, según Gayoso, es quitarle los derechos a las personas mayores por tratarlos como si fueran niños pequeños. Se incluirían aquí prácticas como obligarlos a levantarlos a una hora determinada, sin tener en cuenta sus preferencias.
Algunos relatos de personas mayores dejan claro este tipo de maltrato: «últimamente me he dado cuenta de que mi hija decide casi todo por mí, a qué hora me tengo que acostar, lo que tengo que andar diariamente, lo que tengo que comer, desayunar o cenar, y yo tengo derecho a elegir libremente», subraya una de las ancianas cuyo testimonio aparece reflejado en el manifiesto elaborado por el Colegio General de Psicología.
En muchos de estos casos, Gayoso reconoce que el familiar actúa de esa manera con «todo el cariño» y creyendo que está haciendo lo mejor para el anciano y que es lo adecuado para él. «Esto no quiere decir que, a lo mejor, no sea lo mejor para el mayor, pero se le está quitando el derecho a decidir», afirma.
«Probablemente, el anciano nos da 20 millones de vueltas por su bagaje cultural y su experiencia, pero le estamos diciendo lo que tiene que hacer y lo que no», según Gayoso, quien explica que estas personas mayores, en muchos casos, son totalmente conscientes y racionales y «deberían poder tener la capacidad de decidir al 100 %».
Advierte que, muchas veces, «vemos cosas que no pensamos que son maltrato porque no lo vemos como algo malo, y suponemos que el familiar del anciano lo hace con toda la devoción y el cariño del mundo». Sin embargo, la persona mayor «sí lo ve como un maltrato».
La normalización como riesgo
Detectar este tipo de casos y tratarlos es «muy complicado» porque «se normalizan», tal y como admite Gayoso, quien explica que los propios afectados creen que no tienen derecho a decidir, y en la propia sociedad está implantada la sensación de que la vejez es algo que «nos da miedo porque, casi siempre, está asociada a patologías, a dependencia o discapacidad».
«Se manipula mucho a los mayores y se les infantiliza en el trato, pero hay una aceptación y no hay una denuncia por parte de los afectados», tal y como destaca esta profesional, quien explica que los propios allegados legitiman el trato del familiar que se encarga de los cuidados, y consideran que «administra la medicación para que esté bien o que no le deja salir a la calle para que no se tropiece o no coja frío». La sobreprotección, en ocasiones, acaba vulnerando los derechos del anciano, que ve suprimido su derecho a decidir sobre su vida.
En este sentido, Gayoso explica que, «dependiendo de cómo está la persona, a nivel físico y cognitivo, es más vulnerable a la hora de recibir un maltrato porque tiene menos herramientas de defensa, ante la sociedad, la familia o las instituciones».
Por ejemplo, lamenta que existe un maltrato social porque se les discrimina solo por el hecho de pertenecer al grupo de personas mayores y se les relega a áreas diferentes de la sociedad. Por ejemplo, este colectivo tiene vetado el acceso a determinados espacios o grupos, y Gayoso se pregunta «por qué no podemos vivir todos en convivencia».
No obstante, remarca que este colectivo de población es «útil y productivo, porque tiene un bagaje y una experiencia tremenda». A lo mejor, explica, su mente «es mucho más abierta por haber tenido más necesidad de adaptación a los cambios, y podemos aprender de ellos», señala.
De la misma forma, llama la atención sobre la existencia de un tipo de maltrato «institucional», por parte de organizaciones como residencias o centros de día. Aunque ha reconocido que no se puede «generalizar», explica que hay instituciones en las que se pueden dar estos tipos de maltrato «por las propias normas de la institución», que establecen lo que los internos tienen que hacer o las horas a las que tienen que hacerlo, y depende de las propias personas individuales.
Finalmente, Gayoso indica que la edad de referencia para estos afectados se sitúa a partir de los 65 años, «quizá porque es la edad de jubilación», pero advierte que este límite se ha quedado un poco «obsoleto» desde hace una década porque «hemos alargado la esperanza de vida tanto que a los 65 somos todavía jóvenes».
«Es responsabilidad de todos elevar el concepto que tenemos de la vejez y el promover la sensibilización, formación, investigación y la prevención para evitar el maltrato en las personas mayores vulnerables. Desde el Colegio de Psicología de la Región de Murcia ponemos todo el esfuerzo para promover un abordaje interdisciplinar para conseguir el buen trato a las personas mayores», concluye.