Miopía, tendinitis, sordera... las dolencias del «Homo tecnologicus»

SOCIEDAD

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Nuestro cuerpo no está preparado para soportar una vida hiperconectada

11 oct 2019 . Actualizado a las 17:51 h.

El Homo tecnologicus se despierta cada día con el móvil en la mesilla de noche o debajo de la almohada. Al abrir los ojos, lo primero que ve es la pantalla de su smartphone: un repaso por los wasaps sin leer, revisión al e-mail, lectura de las primeras noticias del día... Todo, antes de salir de la cama. De camino al trabajo, la postura es la habitual, cascos puestos y cuello casi siempre inclinado mirando hacia abajo. La vista en el móvil por si llega algo, por si pasa algo, por si se pierde algo. No son ni las nueve de la mañana pero los dedos pulgares ya han tecleado decenas de cientos de palabras. Al llegar a su puesto, el Homo tecnologicus enciende el ordenador, al que estará mirando hasta la pausa para comer. Hora de revisar el teléfono. Ordenador, móvil, ordenador, móvil... hasta llegar a casa. El momento de desconexión del día. Tiempo para ver una serie en la televisión o la tableta. De nuevo, en la cama, antes de cerrar los ojos, contesta a los últimos wasaps. Echa un último vistazo a esa prolongación del brazo que no ha soltado prácticamente en las últimas 14 horas.

La tecnología al servicio del hombre comienza a tener consecuencias para su salud. Las dolencias asociadas a la hiperconectividad llegan silenciosas para quedarse.

Maria Pedreda

Síndrome visual informático

«El sistema visual ha evolucionado durante el desarrollo de nuestra especie para ver, fundamentalmente, de lejos y, ocasionalmente, de cerca. Siempre mirando a la luz que se refleja en los objetos. Desde hace muy poco tiempo esto ha cambiado drásticamente. La mayor parte del tiempo miramos de cerca y, además, miramos la luz que emite directamente la pantalla. Todo esto va a causar una serie de síntomas que se engloban en el denominado síndrome visual informático. Picor de ojos, fatiga visual, visión borrosa, sequedad ocular (al fijar la vista disminuye el parpadeo) y que se completa con dolor de cuello, de cabeza, de hombros... Un síndrome que padecen el 90 % de las personas que trabajan más de tres horas al día delante de una pantalla», asegura Eduardo Eiroa, Presidente del Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia.

A todo esto tenemos que sumar el auge de la miopía. Según la Sociedad Española de Miopía, en 40 años, afectará al 98 % de la población. «Está demostrado que los niños que pasan más tiempo al aire libre tienen muchas menos posibilidades de padecer miopía. La luz natural favorece un mejor desarrollo visual», asegura el especialista.

«Cuando no hay más remedio que trabajar delante del ordenador hay que seguir unas reglas. Cada tres horas delante de una pantalla se debe realizar un descanso de, como mínimo, 15 minutos. Cada 20 minutos, el descanso debe ser de 20 segundos. En ese parón hay que relajar la vista mirando de lejos. A poder ser, algo que esté fuera de la sala de trabajo. Eso sí, si vamos a estar 8 horas delante del ordenador vamos a tener problemas sí o sí. No habría que estar más de 4 o 5 horas diarias con una pantalla de forma continua», recomienda Eduardo Eiroa que también enumera otras recomendaciones: hay que procurar que la pantalla no produzca reflejos, que esté situada en una posición inferior a la línea horizontal de la mirada y a un mínimo de 40 centímetros. También hay que intentar que haya una luz ambiental para que se estimule la visión periférica, es importante estar bien sentados para que nuestro organismo no gaste energía de forma innecesaria y que la pantalla esté limpia».

Lesiones musculoesqueléticas

 «Las tecnologías han cercenado nuestra expresión del movimiento. Cada vez somos más sedentarios, tenemos al alcance de nuestra mano la posibilidad de ejecutar multitud de tareas con imediatez y sin movernos. Los procesos actuales implican movimientos selectivos sobre unas determinadas estructuras corporales, lo que hace que se genere dolor musculoesquelético por mantenimiento de posturas durante mucho tiempo. El tiempo es el factor clave» explica Fernando Ramos del Hospital Quirón de A Coruña y Presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas .

Su consejo es claro: la mejor postura es la que dura menos tiempo. La mejor postura es cambiar de postura. ¿Un ejemplo? Si se está delante del ordenador, el especialista recomienda que, cada vez que llegue un e-mail, estiremos la espalda, llevemos los hombros y la cabeza hacia atrás y, después, continuemos haciendo lo que estábamos haciendo. «Todas las posturas que adoptamos por culpa de la tecnología son siempre en flexión, inclinados hacia delante. Estamos creando un desequilibrio entre la musculatura que nos flexiona y la que nos extiende», asegura. 

«El dolor lumbar derivado de estar mucho tiempo sentados está presente en el 85 % de la población en algún momento de su vida. En segundo lugar, tenemos el dolor cervical y de la región de hombros. Antes, la prevalencia era del 65 % pero se ha incrementado en casi veinte puntos. También está el dolor relacionado con el pulgar. Aún no vemos muchos casos pero el problema es que el uso de los smartphones todavía es muy reciente por lo que el impacto real lo tendremos dentro de unos años. Esta era la patología de la costurera y estaba prácticamente desaparecida. Ya hay revistas científicas que han recogidos casos de whatsappitis, un dolor y entumecimiento incapacitante en el pulgar. El uso del ratón ha llenado las consultas de los famosos codos de tenista. La muñeca es otro de los puntos calientes», comenta Fernando Ramos. 

 Problemas auditivos

«Los adolescentes de hoy, que empiezan a usar auriculares a los quince años, estarán a los cuarenta como si tuvieran sesenta», mantiene Juan Carlos Vázquez Barro, jefe de Otorrinolaringología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña.

«Lo que hace el ruido a altas intensidades es dañar las células que están en el caracol del oído interno y, al dañarse esas células, la onda sonora no se transforma en los impulsos eléctricos que van al cerebro», explica el doctor.

¿Cuánta intensidad de sonido es perjudicial? «No deberíamos estar expuestos a ruidos que superen los 85 decibelios». Eso equivale, en el tráfico de una ciudad, al ruido que hacen los camiones pesados. Una discoteca está a unos 105 dB y una conversación entre dos personas ronda los 60. ¿Cómo saber si el volumen de nuestro móvil está por encima de ese límite? «Si yo estoy al lado de una persona con cascos y oigo algo de los que está escuchando es que supera ese umbral. Si no oigo nada podríamos considerar que tiene un volumen adecuado».

Pero la gente también lleva auriculares para abstraerse del ruido que hay a su alrededor y «la solución para lograrlo es subir el volumen. Lo más común es llevarlo por encima de esos 85 decibelios y eso es una bomba», afirma el otorrino.

La intensidad es fundamental para no dañar el oído pero también tenemos que prestar atención a la duración. Según la OMS, no se debería escucha música con estos dispositivos más de una hora al día. «Ni siquiera ahí está el límite porque escuchar música una hora diaria a un volumen muy alto también hace mucho daño. La solución es sencilla: hay que poner la música baja».

Ansiedad y estrés

Cuerpo y mente van de la mano así que, no es de extrañar, que el uso abusivo de las nuevas tecnologías también tenga consecuencias psicológicas. 

Nomofobia (no-mobile-phone phobia) es el nombre con el que se ha definido el miedo a estar sin móvil. No es una patología declarada porque la Organización Mundial de la Salud todavía no la ha reconocido, como sí ha hecho con los trastornos causados por los videojuegos, aunque sí es un fenómeno social. ¿Los síntomas?  Ansiedad, taquicardias y pensamientos obsesivos. Una de las enfermedades del siglo XXI. La obsesión por la tecnología es una realidad. 

El insomnio es otra de las grandes consecuencias. El uso de dispositivos electrónicos como tabletas, móviles y aplicaciones de mensajería justo antes de dormir dificulta la conciliación del sueño. La luz que emiten reduce la cantidad de melatonina que segrega el cerebro (la hormona que favorece la relajación y la somnolencia y regula el sueño y la vigilia), dificultando así el sueño y su calidad.

¿En resumen? Ciegos, sordos, mancos y deprimidos. Llevándolo al extremo, sí, pero sobrepasar los límites es demasiado fácil con un móvil en la mano.