¿Qué hacer cuando la pornografía educa a nuestros hijos?

Carlos Rosón

SOCIEDAD

10 jun 2019 . Actualizado a las 16:59 h.

Debemos aceptar ya que la principal fuente de educación sexual de nuestra juventud es la pornografía. Lo es sobre todo para los chicos: un 87 % de ellos ve este tipo de material. Se conectan vía móvil u ordenador, desde casa o cualquier lugar privado. La edad media de acceso son los 14 años, pero hay niños que ya lo hacen a los ocho. No es casualidad. Son vídeos gratuitos, de alta calidad y accesibles anónimamente. Permiten una gran interactividad y dan soporte a empresas que buscan su conexión con la prostitución. Solo uno de los portales más vistos del mundo recibe tres millones de visitas por hora y mueve ocho veces más volumen de datos que Facebook.

Pero lo más grave es el modelo de sexualidad que proponen. Reproducen en su gran mayoría patrones machistas cuyas constantes son la vejación y la violencia contra las mujeres, las prácticas de riesgo y la descontextualización de las relaciones personales. El vídeo pornográfico más visto a día de hoy escenifica una violación en grupo. Quizá no sea casual que actualmente estén judicializados los casos más de cien manadas en España.

El estudio que hemos realizado la Universitat de les Illes Balears y la red Jóvenes e Inclusión abre muchos interrogantes y debe propiciar un debate social en torno a varios asuntos: cómo actualizar la educación afectivo-sexual para compensar los efectos de esta nueva pornografía en la juventud; a qué edades ponemos un teléfono móvil en sus manos; y si es posible algún tipo de regulación, tanto de acceso como de contenidos.

Debemos ser capaces de estar a la altura en ese debate. Eso pasa, en primer lugar, por ver la oportunidad que supone dialogar sobre ello con nuestros hijos e hijas desde la libertad, el espíritu crítico y las relaciones igualitarias.

Carlos Rosón es director de Igaxes y presente de Jóvenes e Inclusión