Una de las últimas sancosmeiras de Galicia: «Os cartos non son o máis importante»

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Los sancosmeiros, unos sombreros tradicionales de paja que antaño formaban parte del vestuario habitual de las mujeres, son ahora un producto artesano usado por grupos folklóricos o como ornamento

05 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace medio siglo se contaban por centenares las personas que sabían hacer sancosmeiros en Galicia, y por miles las que los utilizaban de forma habitual. A día de hoy, entre unos y otros, difícilmente suman unas cuantas docenas de vecinos.

Estos peculiares sombreros de paja ya ni forman parte del vestuario habitual de las mujeres rurales, ni mucho menos se emplean para protegerse del sol en las duras jornadas de trabajo en el campo. Por ello, su uso apenas trasciende del ámbito decorativo y del folklórico, donde sí se conserva como un elemento insustituible de lo que era el traje tradicional gallego de muchas zonas.

Lo confirma María Torre Quintáns, que lleva más de seis décadas trenzando y, lo más importante, enseñando su técnica a quien desee aprenderla con el fin de que este oficio no se pierda. «A min ensinoume miña madriña con 6 ou 7 anos e xa nunca parei de trenzar. Daquela facíanse moitos sancosmeiros para o traballo no campo; agora a maioría son para xente que os quere para adornar, ou grupos de baile para actuacións», explica la artesana, que, como no podía ser de otra manera, vive en la parroquia mazaricana de San Cosme de Antes. Un lugar que, gracias a su dinámica asociación cultural, está abanderando en Galicia la recuperación de esta peculiar artesanía.

«Facemos cursos e moitas demostracións en vivo, e a verdade é que estamos moi contentas porque sempre temos moi boa acollida alá a onde imos. Á xente gústanlle os chapeus e valoran o traballo que levan», apunta Maruja, como es conocida entre sus vecinos, que cifra en un mínimo de 40 horas el tiempo que lleva confeccionar uno de sus sancosmeiros. «Depende do tamaño, pero se queres que vaia ben feito ese é o tempo que se inviste en realizalo. Cada sombreiro leva 22 metros de trenza de centeo ou trigo, diferente en función de se é para a copa, a ala ou o tampo. O traballo comeza antes de empezar a tecer».

Se refiere al momento de la recolección de las pajas que, dice, debe hacerse cuando la luna está en cuarto menguante, porque así serán más resistentes y tardarán más en oscurecer. También es necesario limpiar cuidadosamente y separar en origen la materia prima en función de su grosor, pues las pajas más finas se destinarán a la parte alta del sancosmeiro y el resto, a la copa.

Pese a estos pormenores y a trucos, como mojar abundantemente el material en agua bien caliente para que ablande y sea más cómodo su trenzado, Maruja insiste en que se trata de un trabajo relativamente sencillo. «A verdade é que non me parece complicado, e incluso penso que calquera con interese pode aprender. Quizais o máis delicado sexa o momento de ir cosendo a trenza para darlle forma, porque diso depende non só que o sancosmeiro quede bonito, senón tamén que sexa resistente e non se desfaga co tempo».

Maruja se anticipa a la pregunta e insiste en no querer hablar de dinero. «A verdadeira artesanía case nunca compensa. De todos os xeitos, hai cousas máis importantes que os cartos». En este caso, aunque cueste creerlo, están hechas de paja.