«Nunca pensé que fuese a compartir tanta sangre, sudor y lágrimas»

Irene Martín SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

cedida

La Fundación Araguaney Puente de Culturas lo distingue por su obra «La rebelión de los nietos del sandinismo»

21 may 2019 . Actualizado a las 20:27 h.

Resistencia, dolor, insurrección, memoria, amor, caída, barricada, infierno, huida, desamparo. Diez impactos que verbalizan las aflicciones de los nicaragüenses en doscientas imágenes firmadas por el fotoperiodista Javier Bauluz (Oviedo, 1960). Se trata de un trabajo publicado en varios medios internacionales, bajo el título de La rebelión de los nietos del sandinismo, que distinguió esta primavera la Fundación Araguaney Puente de Culturas con el Premio Revbela de Comunicación e Investigación. «Encaja muy bien con mi enfoque sobre el periodismo. Es una oportunidad para dar visibilidad a un conflicto tan olvidado como el de Nicaragua, donde hubo cientos de muertos, desaparecidos, torturados, presos y refugiados a causa de la represión gubernamental», explica Bauluz.

El premio se le entregará hoy en Santiago. Bauluz ha recibido felicitaciones de muchos nicaragüenses que le agradecen su trabajo «fundamental en esta crisis social, política y económica». Mensajes como «aporte a la memoria histórica», «ayudó a desenmascarar al tiranuelo de quinta categoría» y «gracias por jugarse la vida» se pueden leer en su perfil social; son ejemplos de la trascendencia del conflicto y del trabajo de Bauluz. «Nunca pensé que fuese a compartir tanta sangre, sudor y lágrimas», escribió el profesional hace unos días con motivo del aniversario de los trágicos acontecimientos en el país que gobierna Daniel Ortega desde hace cuarenta años. Reconoce que aquello fue muy duro, cada día más salvaje y brutal: «Los hospitales públicos no atendían a los manifestantes heridos, por lo que se creó una red clandestina de asistencia sanitaria».

Bauluz busca retratar las emociones universales que «tenemos todos», sea donde sea, en Bosnia o en Nicaragua, como el miedo o la ternura. «Las emociones son las que mejor puede entender el espectador. Si logras que el lector empatice, entenderá mucho mejor la realidad de esas personas», agrega. Defiende que el periodismo tiene que contar las cosas importantes, «no lo que le gusta a la gente», sino lo que afecta a las personas. «No podemos estar escuchando a los mismos de siempre, que encima nos mienten; y no creo que los periodistas tengamos que ser solo el altavoz de los poderosos», afirma.