Oraciones contra el «pecado» de Eurovisión

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

El representante de Croacia
El representante de Croacia RONEN ZVULUN | REUTERS

Un grupo de judíos ultraortodoxos ha convocado un rezo especial para este jueves contra el festival porque la gran final del sábado profana el shabat, la jornada sagrada dedicada al descanso

15 may 2019 . Actualizado a las 17:21 h.

Los eurofáns de Israel tiene enemigos dentro y fuera del país. Hay quien boicotea el festival desde el exterior porque no querían que se celebrara en Tel Aviv. Y quien lo rechaza desde dentro. Una corriente de judíos ultraortodoxos ha convocado un rezo especia en Israel contra los trabajos que «profanan» el shabat, la jornada sagrada de descanso para el judaísmo, a causa de la celebración estos días de Eurovisión, cuya gran final se celebrará precisamente el sábado, el día controvertido.

Los rabinos Haim Kanievsky y Gershon Edelstein, líderes de la corriente haredí no jasídica, pidieron a través de una circular pública titulada El lamento del shabat que se celebren oraciones especiales en las sinagogas el jueves a medianoche, informó este miércoles la radio pública israelí Kan, informa la agencia Efe.

Lo hacen en señal de rechazo al desacato público del shabat y a que muchos judíos se verán obligados a trabajar en sábado con motivo del festival. Desde que Israel ganó su derecho a convertirse en el país anfitrión de Eurovisión el año pasado ha tenido que hacer frente a numerosas dificultades planteadas por la población ortodoxa.

Esta exige un descanso absoluto sin actividades institucionales ni de organismos oficiales y en el que no hay transporte público durante el shabat, que comienza al caer el sol el viernes y termina en el anochecer del sábado. Por ejemplo, la banda musical israelí Shalvá, compuesta por jóvenes con distintas discapacidades, y que era favorita en todas las encuestas para representar al país, abandonó el concurso tras negarse a trabajar durante esta jornada. 

La seguridad en Tel Aviv

Otro cuestión es la de la seguridad. «Una de las grandes contradicciones con las que lidiamos es la diferencia entre la percepción y la realidad en torno al tema de la seguridad en la ciudad, que es una de las más tranquilas del mundo; esta es una oportunidad incomparable de mostrarlo», reconoce a Efe el máximo responsable de Turismo Internacional de su Ayuntamiento, Eytan Schwartz.

Fue uno de los puntos que la Unión Europea de Radiodifusión destacó cuando escogió Tel Aviv como sede de la sexagésima edición de su gran festival en detrimento de Jerusalén, cuya capitalidad reclama Israel sin el reconocimiento internacional.

Ya entonces fueron muchas las voces e incluso países que amenazaron con declinar su participación en Eurovisión si aquella era la ciudad escogida, peticiones de boicot que, aunque de una manera más o menos ruidosa, no han cesado con la elección de Tel Aviv y que han incluido la de Roger Waters, siempre beligerante a este respecto por la ocupación de territorios palestinos.

En plena celebración del festival, varios centenares de israelíes protestaron este martes contra Eurovisión y la ocupación de esos territorios, el mismo día que un grupo de músicos gazatíes celebraron un simbólico festival alternativo sobre las ruinas de un edificio bombardeado en la reciente escalada de violencia que volvió a poner en entredicho la imagen de Israel.

Estas protestas, que se mantendrán a lo largo de la semana, incluirán un acto poco antes de la gran final del sábado delante del recinto, Expo Tel Aviv, y en las últimas horas se extendieron a un ataque cibernético contra la web de la cadena pública KAN que interrumpió la emisión de la primera semifinal y difundió el mensaje: «Israel no es seguro».

La ciudad, sin embargo, no es el fortín que se podía esperar. Aunque la Policía ha destinado «cientos de agentes, patrullas especiales y guardias de seguridad privada» a vigilar las zonas estratégicas del festival, incluida la playa, no se aprecian mayores medidas que, por ejemplo, en la edición de Lisboa del 2018. Nada que ver, en el extremo opuesto, con Bakú 2012.

«Esta es una ciudad joven y lo que pretendemos es llevarla al próximo nivel, posicionándola durante los próximos diez años como un lugar que pueda acoger este tipo de grandes eventos», subraya Schwartz, cuyo departamento calculó que unos 10.000 turistas la visitarán estos días, la mayor cantidad que hayan recibido nunca y el doble de los que acuden anualmente por su Orgullo Gay.

Conscientes de que buena parte son periodistas que durante una semana van a difundir las bondades de Tel Aviv por todo el mundo, se ha preparado toda una red de actividades y experiencias gratuitas, como un festival culinario con los mejores chefs del país.

En sus calles, donde se proponen otros juegos como la posibilidad de proyectar la bandera de los 41 países participantes en edificios simbólicos, ha erigido además el mayor centro de encuentro de seguidores del festival de la historia de Eurovisión, el Eurovillage.

«Y tenemos las mejores playas del mundo. Esta es una ciudad joven, llena de energía y creatividad, pero esas playas son nuestro principal atractivo. Por eso la gente pasa la mañana en ellas y por las tardes disfruta del Eurovillage y demás atracciones, como en un festival de verano», concede Schwartz.