Cuando el corazón es una máquina y salva vidas

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Óscar Vázquez

La uci de Vigo acudió a Ourense a salvar la vida a Rafael con una técnica novedosa

12 may 2019 . Actualizado a las 16:11 h.

El mejor regalo que recibió Rafael Serrano Martínez en la Nochebuena del 2018 fue que le sacaran la sangre. Se moría. Sus pulmones dejaban de funcionar. Si se salvó fue gracias a una técnica que está empezando a generalizarse en las ucis y que consiste en extraer la sangre del paciente por un tubo conectado a la vena femoral, en la ingle, y reintegrársela por la yugular, en el cuello, para que una máquina haga las funciones de corazón, de pulmón o de ambos. Estos no trabajan y entonces se pueden tratar con medicamentos con más tranquilidad. La técnica se llama ECMO.

El padre de Rafa, Sócrates, conoce perfectamente los síntomas de su hijo: «Tiene asma desde que nació, fuma... y además va en moto». Los días previos a Nochebuena, la respiración de Rafael Serrano, de 45 años, era agónica. Tosía, se despertaba, se ahogaba. Cada vez estaba peor. En la madrugada del 24, su padre llamó a una ambulancia. Dentro de ella, el corazón de Serrano dejó de latir. Lo reanimaron.

Aquella mañana fue intensa en la unidad de cuidados intensivos de Ourense. «Era una crisis asmática muy grave, no había manera de mantenerlo vivo», resume el jefe de la uci, Víctor López Ciudad. Su equipo llegó a una conclusión definitiva: a Rafael Serrano Martínez le quedaban horas de vida. Cinco meses, sentado a una mesa con el equipo que evitó que ese pronóstico se cumpliera, escucha la crudeza de sus palabras y respira.

En la uci de Ourense pensaron directamente en la ECMO como vía desesperada para salvarle la vida. En Galicia solo hacen esta técnica los hospitales de Vigo, Santiago y A Coruña. Las ucis de Ourense y Vigo habían trabajado un protocolo conjunto para derivar pacientes, pero nunca se había aplicado. Cuando a mediodía del día de Nochebuena la ucista ourensana Ana Tizón llamó al ucista vigués David Mosquera, este se ofreció: «Trasladadlo y le ponemos la ECMO». Pero no podían. Rafa estaba en una situación extremadamente delicada que hacía inviable una hora de ambulancia. El 061 veía demasiado arriesgado moverlo en helicóptero. «La única opción que nos quedaba era ir nosotros a Ourense con la máquina», dice Mosquera.

Nunca se habían ido a buscar a un paciente a otro hospital, lo habían conectado a una máquina que le extrae la sangre y la oxigena, y lo habían trasladado en ambulancia con toda esa parafernalia. Y era Nochebuena, un día en que todo discurre a otro ritmo, también los hospitales.

«Llamé a mi equipo: Nacho salía de guardia e iba camino de Lugo para cenar con su familia. Santi libraba y estaba preparando la salsa de las vieiras», recuerda la jefa de la uci del Álvaro Cunqueiro de Vigo, Dolores Vila. Ignacio Chico dio la vuelta para recoger al perfusionista (el técnico que controla la máquina ECMO) Javier Suárez. Santiago Freita transfirió la responsabilidad de la salsa de vieiras de la cena más importante del año. La jefa también dejó la cena sin hacer y acudió al hospital para cubrir el puesto del ucista David Mosquera, que estaba de guardia y también tenía que subirse a la ambulancia.

En Ourense se montó un equipo enorme. De Vigo llegaron los tres médicos y el técnico. En Ourense estaban otros tres intensivistas, un cirujano vascular, un cardiólogo y el personal de enfermería. Lo conectaron a la máquina y lo subieron a la ambulancia. «¡Qué chollo di!», exclama Serrano cuando se lo cuentan.

Pero todo en sanidad tiene un reverso humano. No hay otra: los logros profesionales se apoyan en la angustia de las familias de los pacientes. ¿Qué pensaba la de Rafael Serrano mientras todo eso ocurría? «Pensábamos que se moría», zanja el padre, que es eterno agradecimiento.

«Fue un traslado complejo», explica Miguel Posada, el conductor de la ambulancia. «Tenemos que llevar en un espacio muy pequeño algo que en la uci ocupa todo un box». En torno a las ocho de la tarde aterrizaban en el hospital de Vigo. Los médicos incluso llegaron a sus respectivas cenas.

Rafa Serrano estuvo 14 días con la sangre saliendo y entrando de su cuerpo constantemente. En torno a medio litro está siempre fuera y los cinco que tiene el cuerpo tardan un minuto en pasar. Mientras los pulmones descansaban, le trataban el asma. Lo primero que recuerda es haberse despertado rodeado de aparatos: «Pensé que me había pegado una leche en moto. ‘Menuda bronca me va a echar mi madre’».

Quieren usarla para paradas cardíacas

Si Rafael Serrano hubiera sufrido hace tres años su ataque de asma, hoy no podría contar que ya sale a pasear con su perro y que, poco a poco, va recuperando su vida. La circulación extracorpórea existe desde los años 50 y se emplea con frecuencia en operaciones de corazón. Pero hasta esta década no se ha generalizado el uso de esa técnica en las ucis de los hospitales más avanzados.

En quirófano, la sangre fluye fuera del cuerpo a través de una máquina durante unas pocas horas. En la uci pueden ser semanas. Todavía no se conoce el alcance que acabará teniendo la ECMO (unas siglas que, en inglés, responden a oxigenación por membrana extracorpórea). De hecho, la Sociedad Española de Medicina Intensiva considera los resultados esperanzadores y hace solo tres meses que lanzó sus recomendaciones para esta técnica. Es, aún, un mundo por explorar.

Ignacio Chico explica que en el Cunqueiro trataron los primeros casos en el 2016. Fueron siete pacientes. Su uso ha venido creciendo: doce en el 2017, veinte en el 2018 y diez en lo que va del 2019. Suman 49. «Calculo que vamos a estar en cincuenta casos al año». Hace tres no habrían salido a buscar un paciente a otro hospital, como ocurrió con Serrano.

La ECMO se utiliza para donaciones en asistolia y para tratar enfermedades respiratorias y de corazón. Los casos típicos de insuficiencia respiratoria son las gripes A, aunque hay otros como el de Rafael Serrano. La sangre se saca de una vena a la máquina y se mete por otra. La supervivencia está en torno al 80 %, frente a un 20 % sin la ECMO.

En el corazón hay dos tipos. En ambos la sangre se reintegra al cuerpo por una arteria. Uno es el shock cardiogénico, en el que la supervivencia estudiada es del 50 %, cinco veces más que sin la técnica. El otro es la parada cardíaca, con una supervivencia sin secuelas del 35 %, frente a un 2 %.

Hace un año, la uci empezó a utilizar la ECMO para las paradas cardíacas que se producen dentro del hospital. Ahora, quieren emplearla también fuera del hospital. La dificultad está en que ante una parada cardíaca cada segundo es oro y introducir dos cánulas en venas o arterias principales lleva un tiempo. «Vamos a empezar en la zona de Vigo, solo estamos pendientes de que nos lo aprueben», dice.