El hallazgo de dos equipos del IDIS de Santiago aporta una nueva estrategia contra los tumores
07 jun 2019 . Actualizado a las 19:21 h.Proliferan de forma incontrolada en una continua división, son muy resistentes y tiene la capacidad de invadir nuevos órganos. Son las características fundamentales de las células del cáncer. Pero, ¿cuál es su verdadera identidad? Para responder a la pregunta hay que empezar por el principio: en cómo una célula adulta diferenciada, con una función especializada en el cerebro, la piel o la sangre, pierde su verdadera y marcada identidad. Acaban desdiferenciándose para convertirse en malignas en un proceso favorecido por un oncogén, un gen mutado. Pero, cuando alcanzan este estatus, y a diferencia de las sanas, ya no pueden volver a cambiarlo. Es imposible su transformación. Y esa es su verdadera identidad, su DNI.
El proceso acaba de ser desvelado por investigadores del instituto de Investigación Sanitaria de Santiago liderados por Manuel Collado, responsable del laboratorio de Células Madre, Cáncer y Envejecimiento del Chus, y por Anxo Vidal, que dirige el equipo de Ciclo Celular y Oncología en el Cimus. El trabajo, que acaba de ser publicado en la revista científica Stem Cell Reports, aporta un nuevo enfoque para el tratamiento del cáncer.
La nueva estrategia pasa ahora por conseguir desarmar la identidad de las células cancerígenas. «Ya no se trata de matar las células tumorales, sino de impedir que tengan una identidad marcada, con lo que también evitas su proliferación. Es una potencial alternativa terapéutica que no se había explorado», explica Manuel Collado.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron el proceso de reprogramación celular descubierto por el premio nobel japonés Shinya Yamanaka, que permite mediante la expresión de tres factores convertir una célula adulta diferenciada en otra madre pluripotente, con lo que en este estado tiene capacidad de transformarse en cualquier otra. Solo que para este caso concreto introdujeron un nuevo elemento, el oncogén Ras, el primero en ser descubierto y que fue aislado en 1982 por el español Mariano Barbacid. De esta forma exploraron los mecanismos que gobiernan la identidad molecular y pudieron demostrar que la actividad de los oncogenes desempeña un papel importante en la pérdida de la identidad celular.
Por contra, los científicos fueron incapaces de cambiar el estado, el DNI de una célula maligna. «Cuando forzamos la expresión de los factores capaces de producir la reprogramación en células madre tumorales, estas se mostraron totalmente resistentes a la pérdida de identidad tumoral», advierte Collado. Solo es posible si se elimina el oncogén. Ahora queda por delante el ingente trabajo de averiguar cómo el cáncer puede perder su auténtica personalidad. Solo así se podrán desarrollar fármacos para inhibir el proceso.