Novedades en el caso Madeleine McCann: la policía investiga a un pedófilo

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

Según medios locales, la policía cuenta con nuevas pistas que apuntan a un hombre extranjero que estaba en el radar de las fuerzas de seguridad y se encontraba en el país luso cuando la pequeña desapareció

05 may 2019 . Actualizado a las 11:53 h.

Hay un nuevo sospechoso en el caso Madeleine McCann. La Policía Judicial portuguesa está inmersa en una nueva línea de investigación que apunta a un pedófilo extranjero que se encontraba en el país luso coincidiendo con la fecha de la desaparición, según informa el diario Correio da Manha. En el duodécimo aniversario de la desaparición de la pequeña Maddie se hace pública la existencia de esta nueva pista que alimenta nuevas esperanzas, pero también hace recordar viejas teorías que parecían tener fuerza en su día y que acabaron en un punto muerto por falta de evidencias. 

Las autoridades lusas no han querido aportar más datos sobre el sospechoso porque «no se considera oportuno» difundir información adicional. Solo ha trascendido que, según el citado periódico, esta persona ya estaba previamente en el radar de las fuerzas de seguridad. Al parecer, esta vía de investigación se ha abierto gracias a la colaboración entre los agentes portugueses y Scotland Yard, puesto que este último cuerpo ha aportado nuevos detalles que pueden ser relevantes para el caso.

La tesis del secuestro con móvil pedófilo vuelve al primer plano. En su momento incluso se investigó si la niña había sido víctima de una red de pederastas que operaba en Europa. Pero no hubo pistas sólidas que apoyaran de forma definitiva esta teoría, que es rechazada por algunos, como el investigador retirado Francisco Moita Flores, que asegura que ese relato es falso, ya que no había ninguna estructura así en Portugal, y que se construyó para proteger a los padres. 

 El 3 de mayo del 2007 Madeleine estaba a punto de cumplir cuatro años. Dormía con sus hermanos gemelos, de dos años, sin la vigilancia de ningún adulto, en un apartamento vacacional,de una pequeña urbanización de Praia da Luz, en el Algarve, mientras sus padres Kate y Gerry cenaban en un restaurante próximo, dentro del propio complejo turístico, con su grupo de amigos, a unos 100 metros de distancia.

Desde entonces, numerosas personas aseguraron haber visto a la niña en países como Portugal, España, Marruecos, Grecia y Turquía. La imagen angelical de Maddie, rubia, con ojos claros y una pequeña mancha en el derecho, dio la vuelta al mundo. Sus padres, médicos de profesión y con importantes contactos en el Gobierno británico de aquellos años, fueron declarados argüidos, sospechosos formales, por el inspector jefe del caso, Gonçalo de Amaral. Por dicho motivo se marcharon a su país y semanas después, la presión se hizo insostenible para el Gobierno luso de José Sócrates debido a las presiones procedentes del Reino Unido, y Amaral fue apartado de la investigación. Meses después el caso fue archivado por la fiscalía portuguesa, por falta de pruebas y reabierto por Scotland Yard, posteriormente, por la insistencia de los progenitores de la pequeña quienes siempre han defendido que su hija fue raptada por una mafia internacional.

Un año después de ser apartado del caso, Gonçalo de Amaral, publicó un libro Maddie, la verdad de la mentira, en el que apuntaba el dedo al Kate y Gery como responsables de la desaparición de su hija. Defendiendo la tesis de muerte accidental de la pequeña por parte de sus padres. Tras un tira y afloja en los tribunales portugueses. Amaral ganó, en el 2017, un recurso contra los McCann en el supremo luso, que le permitió que el libro pudiera volver a las librerías. Aunque desde entonces, el exinspector guarda silencio y no se ha podido avanzar para resolver el misterio.